Haber asistido a la III Jornada Protocolera me ha permitido regresar a una ciudad que hacía 35 años que no visitaba, además de poder descubrir algún que otro lugar que me ha sorprendido muy gratamente. Si en el 2015 fue Zaragoza, y en el 2016 Alicante, ahora le ha llegado el turno a A Coruña.
No esperéis en el post ninguna guía de la ciudad gallega, sencillamente os voy a dar un listado de lugares que no conocía, y que no puedo por más que recomendaros que añadáis a vuestra agenda de imperdibles, si tenéis previsto ir hacia allí.
A pie de mar
Dado que parte de la ciudad de A Coruña es una península, recorrer su litoral te va a llevar doble trabajo, ya que por un lado tiene el puerto, y en el opuesto tiene la playa y el mar.
Por el Paseo Marítimo
Darte un paseo tranquilo, sin prisas, a lo largo de todo el Paseo Marítimo es de lo más recomendable. Aunque el recorrido total es de 13 kilómetros (desde el Castillo de San Antón al Portiño), te puedes centrar en el espacio que hay entre la Torre de Hércules y el Obelisco del Milenio, donde están las tres playas urbanas que forman parte de la bahía coruñesa (Matadero, Orzán y Riazor), además de diversas calas y acantilados, especialmente en la parte final del recorrido.
Entre las curiosidades que te encontrarás por el camino destacar las farolas de estilo modernista y llamativo color rojo, cada una de ellas con un esmalte de la artista coruñera Julia Ares, que hacen referencia a la historia de la ciudad. Y, por supuesto, el Obelisco del Milenio (O Millenium), un monumento que conmemora el inicio del siglo XXI, y que sorprende por su estructura de cristal de color verde intenso y por sus 46 metros de altura, especialmente interesante por la noche, cuando lo iluminan.
Junto al Obelisco está el ascensor panorámico que asciende hasta el Monte de San Pedro, un magnífico mirador sobre la ciudad y el Océano Atlántico.
Por la Avenida de la Marina
En la parte opuesta a la Bahía de A Coruña está el puerto. Paseando a lo largo de la Avenida de la Marina te encontrarás con uno de los conjuntos de edificios más emblemáticos de la ciudad, que además hace que se le otorgue el apelativo de “ciudad de cristal”. Se trata del bonito conjunto de edificios con fachadas recubiertas de galerías de madera blanca y cristal, un signo identificador de la ciudad.
Antiguamente, dado que el mar llegaba al pie de esos edificios, las fachadas -que se correspondían a la parte posterior de los edificios- solo se podían contemplar desde mar. De ahí que los barcos, al verlas desde el horizonte, las confundieran con un inmenso cristal, debido a los reflejos del sol en las ventanas.
Ideal sentarte en alguna de las tascas que hay en los porches inferiores para descansar y disfrutar del ambiente, mientras te tomas un refrigerio. Especialmente si orballea.
La casa de Pablo Picasso
Otra recomendación que te puedo hacer es callejear por la zona del Ensanche, con el epicentro en la plaza de Lugo. Diferentes edificios modernistas te irán franqueando el paso, huellas de la burguesía coruñesa de principios del XX.
También tendrás la posibilidad de entrar a visitar la casa en que Pablo Picasso vivió con sus padres y hermanos entre 1891 y 1895. Malága, A Coruña y Barcelona son las tres ciudades picassianas por excelencia.
La gran curiosidad es que el piso (actualmente museo municipal) está en un edificio donde todavía viven vecinos, por lo que acceder al mismo te va a dar la sensación de hacerlo verdaderamente a la casa de la familia Picasso. Debes llamar al timbre de la puerta de la calle para que te abran.
Situado en la segunda planta del 14 de la rúa Payo Gómez, la vivienda está decorada con mobiliario y detalles de la época, aunque solo algunos de ellos pertenecieron a los Picasso. La visita es de acceso libre y realmente vale mucho la pena, por lo significativo del lugar y por su propio encanto.
Además de la Casa-Museo Picasso, también existen otras tres casas-museo en la ciudad. Concretamente, la Casa-Museo de María Pita, la Casa Museo Casares Quiroga y la Casa-Museo Emilia Pardo Bazán.
Con María Pita por la ciudad vieja
Cuando visitas la línea de casas con galerías de cristal del puerto, si vas acompañado de alguien de la ciudad te indicará cuál de ellas es la que el empresario afincado en la Coruña, Amancio Ortega, usa cuando se hospeda en la ciudad. Es evidente que hablar de A Coruña nos lleva a mencionar a Amancio Ortega. Y no porque naciese en esa ciudad, sino porque en esta ciudad empezó a gestar su imperio.
Pero aprovecho para nombrar a “este héroe de los negocios” (criticado por algunos y admirado por otros) para hablar de una heroína coruñesa, pero heroína de las de verdad. [A quien, además, tuve el placer de conocer personalmente, y nos hizo de fantástica anfitriona durante el recorrido por la ciudad vieja].
Se trata de María Pita, uno de los personajes históricos más emblemáticos de la ciudad.
«Quen teña honra, que me siga»
Explican que su coraje y valentía no solo ayudó a salvar a A Coruña de la invasión de las tropas británicas a las órdenes de Sir Francis Drake, sino que dicha derrota contribuyó a que el marino preferido de Isabel I de Inglaterra cayera en desgracia. Lo que queda claro, es que su acción ha pasado a la historia, convirtiéndola en uno de los personajes femeninos más populares de Galicia, y la frase que pronunció es todo un símbolo de orgullo coruñés: «Quen teña honra, que me siga!».
Pues bien, si quieres aprender más sobre su historia y sobre cómo era A Coruña en el siglo XVI, a través de una visita teatralizada, capitaneada por dicha anfitriona, tienes la opción de recorrer algunos de los rincones más destacados de la parte vieja de la ciudad. Una visita que se realiza a última hora de la tarde, lo que contribuye a crear un clima mucho más tranquilo y reposado.
Partiendo de la plaza que lleva su nombre, y en la que está la estatua que la recuerda, María Pita te acompaña a través de un casco antiguo que entremezcla el trazado medieval con detalles de barroco.
Calles, plazuelas y sobre todo iglesias, ya que es uno de los rincones de Galicia que más iglesias tiene por metro cuadrado. La igrexa de San Xurxo, la igrexa de Santiago, la Colegiata de Santa María del Campo o el Convento de Santa Bárbara son algunos lugares por los que vale la pena callejear. Especialmente encantadora la plazuela de las Bárbaras y el impresionante Pazo de Cornide, de conflictivo pasado sobre su propiedad.
La Torre de Hércules
La Torre de Hércules es el único faro de la antigüedad que sigue funcionando como tal. Aunque de origen romano, su aspecto actual data del siglo XVIII cuando Carlos III mandó realizar una importante reforma, dada la importancia estratégica que tenía por su ubicación.
Existen diferentes leyendas sobre el porqué de su construcción. Unas basadas en la mitología greco-romana y otras en la mitología celta, pero a cada cual más interesante. De hecho el propio escudo de A Coruña recoge una de esas leyendas en su diseño.
La torre se eleva 120 m sobre el nivel del mar y para llegar a su piso superior hay que ascender por 234 escalones, pero el esfuerzo vale mucho la pena. Desde el mirador se disfruta de unas fantásticas vistas sobre A Coruña, además de otras algo más lejanas hacia las rías de Sada y Betanzos, Ares y Ferrol.
Dos curiosidades importantes a mencionar. La primera que la Torre de Hércules forma parte del patrimonio material de la UNESCO desde 2009. La segunda que está hermanada con la Estatua de la Libertad de NYC desde un año antes, 2008.
La Torre se encuentra en el centro de un promontorio junto al mar, rodeado de un parque escultórico. En el parque hay quince esculturas de diferentes autores, entre las que destaca la de Breogán (fundador de Brigantia según una leyenda celta), situada junto al sendero que asciende hasta la base de la Torre. También te sorprenderá una espectacular Rosa de los Vientos hecha en mosaico, inspirada en las tradiciones celtas.
El Pazo de Mariñán
Y como no podía ser de otro modo, imposible no completar un viaje a A Coruña que visitando uno de los ejemplos más impresionantes de la Galicia rural y aristocrática, como son los pazos. En nuestro caso, el Pazo de Mariñán.
Situado a 25 km de A Coruña, está en As Mariñas de Betanzos, junto a la ría. Construido en el siglo XV como torre de defensa, con los años fue ampliándose y embelleciéndose, convirtiéndose en una espectacular construcción con elementos barrocos, rodeada de un fantástico jardín de estilo francés, donde se respira tranquilidad.
Conocido primero como Pazo de Bergondo, y posteriormente como Pazo de Láncara, es propiedad de la Diputación de A Coruña, quien lo heredó en 1936 cuando su último propietario murió sin descendencia, con el objetivo de que se destinase a usos de carácter social. En la actualidad, además de acoger actos de carácter institucional, se usa como centro de cultura y enseñanza.
Exposición “Lugris. Paredes Soñadas”
Y, aunque se trate de una exposición temporal, no puedo dejar de mencionar la sorpresa del encuentro de protocoleros, que fue realizar una visita a la exposición “Lugris. Paredes Soñadas”, en la que pudimos descubrir la obra del pintor gallego Urbano Lugrís a quien, según nos explicaron, se le quiere reivindicar dada la importancia de su obra, especialmente su faceta como muralista.
La exposición se ha organizado coincidiendo con la finalización de la restauración de la pintura mural “Vista de A Coruña 1669”, encargada por la misma entidad, que se ha extraído de las paredes de la cafetería coruñesa en la que estaba y, tras recuperarla, se ha expuesto al público de manera permanente en el acceso a la sede central de ABanca.
La muestra incluye un total de 107 obras de diferentes formatos, algunas de ellas nunca antes expuestas al público por proceder de colecciones particulares.
No olvidamos el centro de la ciudad
Por cierto, aprovechando la visita a la sede de AFundación, no dejes de darte un paseo por el centro de la ciudad. Desde el Obelisco en 360º a la redonda, tendrás una buena muestra de la actividad económica, comercial y cultural de A Coruña.
En primer lugar, destacan diferentes edificios de entidades bancarias, entre los que está el de Afundación, ejemplo de la arquitectura más vanguardista de la ciudad.
En segundo lugar, el inicio de la calle Real, especialmente destacada por su carácter comercial, y otras calles aledañas especialmente interesantes como zona de tapeo.
Y, por último, los jardines de Méndez Nuñez, especialmente recomendables por ser unos de los más antiguos de la ciudad, y que destacan tanto por la vegetación como por las esculturas y los elementos arquitectónicos que encontrarás, como el Kiosco Alfonso (de estilo modernista) y el palco de música, elemento muy habitual en las ciudades gallegas, por lo que nos hemos podido informar.
¿Dónde alojarse?
Y aunque no soy demasiado dada a aconsejar sobre alojamientos, en este caso no lo voy a dejar de hacer, ya que el Hotel Lois ha sido un verdadero descubrimiento.
Pequeño, íntimo, moderno y confortable, además de estar situado justo en el centro de la ciudad.
Cumple con las tres B: Bueno, bonito y barato. Además de estar regentado por un personal de lo más agradable y atento.
Para saber más:
III Jornada Protocolera: las redes sociales como aliado