Museu dels Jueus de Girona | En Barcelona en horas de oficina siempre hemos sentido una especial inclinación a profundizar en el conocimiento de la cultura judía. Por eso siempre nos hemos visto atraídos por investigar, leer y aprender el porqué de sus costumbres en nuestro periplo por diferentes países del mundo, en los que han dejado su huella. La amistad que mantenemos con una familia judía nos ha ayudado a profundizar en su conocimiento.
Ese interés nos ha llevado a ir recopilando información, artículos y fotografías, con las algunas de las cuales hoy hemos querido publicar un nuevo artículo para el blog.
Ya hablamos de la Barcelona judía en el post “Paseo por Ciutat Vella (II). Los códigos QR llegan al Call”, que nos hemos permitido revisar y actualizar, y que enlazamos al pie de este artículo. Por ese motivo, hemos elegido volver de nuevo a Girona -lo hicimos en el post anterior-, para elaborar y redactar un artículo sobre el Museu dels Jueus de Girona que, como ya comentamos en su momento, teníamos pendiente de publicar. Y creemos que ahora es un buen momento.
Ubicando el museo. El carrer de la Força
Dicen que el call de Girona es la mejor judería medieval que se conserva en Europa. Algo que seguro que habrás podido comprobar si has ido a pasear por el entramado de sus callejuelas escalonadas que te invitan a adentrarte por ellas, envueltas en esa aura de misterio que todavía conservan.
La palabra call (judería) proviene de la palabra hebrea qahal, que significa reunión, comunidad.
«1001 curiositats de Barcelona» de Silvia Suárez y Anna-Priscilla Magriñà
Pero, sin lugar a duda, una de las mayores riquezas culturales que ofrece Girona y su call es el museo que tiene dedicado a la historia de los judíos que habitaron la ciudad en época medieval.
Según parece, el nombre más antiguo de esta calle es el de Callís, que posteriormente se cambiaría por Major del Call, cuando se empezaron a instalar, en esa parte de la ciudad, las primeras familias judías que llegaron a Girona
El museo está ubicado en un edificio en el que en el siglo XV estaba la última sinagoga de la ciudad. Junto al Institut d’Estudis Nahmànides, forma parte del Centre Bonastruc ça Porta, que está situado entre el carrer de la Força y el carrer de Sant Llorenç, dos vías que en la Edad Media formaban parte de ese call.
El Museu d’Història dels Jueus
El museo se inauguró en dos fases. La primera en el año 2000, cuando se abrieron las salas de la exposición permanente. Y la segunda en el 2012, cuando se inauguró la sala anexa de la planta baja, destinada a exposiciones de carácter temporal.
Entre las piezas de mayor valor del fondo museístico está una importante colección de lápidas hebraicas procedentes del cementerio de Montjuïc de Girona. Sí porque para los que no lo sepan, Girona también tiene su Montjuïc.
La razón de ser de este museo, además de mostrar aspectos genéricos de la forma de vida judía en la Cataluña medieval, pretende ayudar dejar constancia del cómo estas comunidades contribuyeron al desarrollo cultural y científico del país.
El patio del museo es uno de los lugares más emblemáticos y encantadores de Girona. Destaca por la gran estrella de David que hay en su pavimento, y por una escultura de Frank Meisler, «Columbus Sculpture», que la familia Schalit donó al museo.
Recorrido por la exposición permanente
El recorrido por el museo se realiza a través de once ámbitos temáticos que, mediante paneles informativos, objetos y audiovisuales, te permiten sumergirte en la historia judía a través de sus rituales y tradiciones, tanto a nivel familiar, como comunitario.
Uno de los aspectos destacables del museo es todo el ámbito referente al legado material que dejaron, que diferentes excavaciones arqueológicas han ido sacando a la luz. Como por ejemplo, las excavaciones en el patio meridional, o el micvé (o baño femenino), que se recuperó en 2015 y que conserva toda su estructura original.
Los orígenes
La visita comienza hablándonos del Pueblo Judío desde la antigüedad, como se dispersaron por el Mediterráneo a raíz de la persecución de los romanos, y su establecimiento en diferentes lugares de la Península Ibérica, así como su llegada a Girona.
El Call (judería)
Muestra el tramado de los barrios judios de las ciudades de la Cataluña medieval, en donde se alternaban las viviendas con talleres, tiendas, obradores y edificios públicos comunitarios, tales como la sinagoga y los baños para la purificación.
La vida en comunidad
Este ámbito gira en torno a la aljama, estructura organizativa que tenían las comunidades judías en la Corona de Aragón, y su relación con los órganos de poder cristiano.
En el libro “1001 curiositats de Barcelona” de Silvia Suárez y Anna-Priscila Magriñà, explican que eran barrios de comerciantes, a los que los gobernantes cristianos solían recurrir para conseguir dinero. De ahí que nombren al “call” como “el banco privado de los gobernantes”.
Nota de la autora
La familia. Tradición y ritual
En esta sección del museo -personalmente creemos que una de las más interesantes- es donde se nos muestra la importancia de la familia, el respeto a las tradiciones y el cumplimiento de los preceptos “divinos” y legales en su día a día. Una manera de hacer y actuar que hoy en día sigue muy viva en el día a día de muchas familias judías, especialmente en las celebraciones del Sabbat y las multiples festividades que celebran a lo largo del año de acuerdo a su calendario.
«La familia judía | El padre está al frente de la familia; decide todos los asuntos y cumple con todos los deberes de judío; su jornada se inicia con las oraciones matinales; después, se ocupa del trabajo, de los negocios y de los asuntos cotidianos. Cumple con el reposo del sábado y con todos los preceptos en la sinagoga y en casa. La madre vela por el cumplimento de las tradiciones, de los rituales y de las leyes dietéticas; se ocupa de la educación de los hijos durante los primeros años de vida. Los niños aprenden a respetar los preceptos y a seguir la Ley, y se les enseñan las costumbres y la historia de su pueblo.»
Texto extraído de uno de los paneles informativos del museo
La sinagoga
Para los que sentimos un interés especial por el conocimiento de la cultura judía, profundizar en todo lo relacionado con el culto y los rituales que se llevan a cabo en la sinagoga es interesante. Por eso, los documentos (originales y reproducciones) y los elementos rituales que se exponen en este ámbito son especialmente destacables.
El cementerio
En este ámbito nos invitan a realizar un paseo imaginario por el antiguo cementerio que la comunidad judía de Girona tenía en propiedad al norte de la ciudad, y a reseguir el recorrido que las comitivas fúnebres tenían que realizar desde el Call hasta Montjuïc (el cementerio de los judíos).
En la exposición se muestra una excelente colección de lápidas recuperadas, que muestran diferentes epitafios en recuerdo de los difuntos.
«La comunidad judía de Girona era propietaria, desde el siglo XIII, de unos terrenos al norte de la ciudad que cumplían las normas de pureza y ubicación necesarias para los cementerios judíos: fuera de las murallas, en un terreno sin cultivar, en pendiente y próximo a una corriente de agua. Allí, en la falda de la montaña de Montjuïc, topónimo que significa “montaña judía”, enterraron a sus muertos hasta 1492. Con la expulsión, los judíos de Girona tuvieron que abandonar el cementerio, que la aljama se lo entregó a Joan de Sarriera. El terreno ha permanecido sin edificar durante cinco siglos, y ha conservado la estructura casi exacta que tenía en la época en que era el cementerio de los judíos de Girona.»
Texto extraído de uno de los paneles informativos del museo
La cultura judía
Otro de los aspectos interesantes que conforman el legado que nos ha dejado la cultura judía medieval es su producción científica, literaria y filosófica. Uno de los personajes que tiene reservado un espacio en este lugar del museo es Moixé ben Nahman o Nahmanides, a quien documentos cristianos de la época mencionan con su nombre en catalán, Bonastruc ça Porta. Fue el rabino más importante de la Corona de Aragón y el que tuvo mayor autoridad y cuyo nombre lleva el centro de estudios del museo.
Ganarse el pan
Un título que nos resume perfectamente la actividad económica y comercial que se llevaba a cabo dentro de los barrios judíos. La artesanía y el comercio, se unían a una actividad que ya hemos mencionado anteriormente: el préstamo monetario.
Además, la generalización de la alfabetización entre los muchachos judíos dio pie a la aparición de importantes especialistas en el campo de la medicina, la cartografía y la astronómica. Aspecto que choca frontalmente con el analfabetismo que imperaba entre los cristianos de la época.
El judaísmo cuenta los años según la fecha de la creación del mundo acordada por los rabinos. Comienza 3760 años antes que el calendario cristiano. Los meses se rigen por el ciclo de la luna. Comienzan con la luna nueva, y duran 29 ó 30 días. La diferencia de días totales entre el año lunar y el año solar lo corrigen añadiendo un mes en determinados años.
Texto extraído de uno de los paneles informativos del museo
Una relación difícil
En nuestro paseo por el museo nos acercamos al final, donde se empiezan a entrever negros nubarrones en la coexistencia pacífica, y empieza a aparecer la palabra pogromos, alrededor de los que gira la temática de este ámbito.
Ya sea por los cambios sociales, por las situaciones de crisis, la incultura propia de los cristianos del medievo, las comunidades judías empiezan a ser marginadas y posteriormente atacadas, obligando a su conversión o a su exilio. Lamentablemente siempre he creído que la incultura del poder de la fuerza puede más que la cultura de la riqueza del conocimiento.
Sociedad conversa e inquisición
Llegamos al ámbito que nos hemos permitido titular como «con la Iglesia hemos topado». Estamos a finales de la década de los 70 del siglo XV y unos señores muy «creyentes», que tenían el beneplácito real, crearon el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición para perseguir la herejía e imponer la fe cristiana. Por lo que, evidentemente, quien no era cristiano, era hereje.
Esta parte del museo nos explica las penurias de las persecuciones, así como el horror que vivieron muchos de ellos.
El legado material
Y finalizamos la visita al museo en el ámbito dedicado a la recuperación del legado que nos dejaron las comunidades judías que vivieron aquí hasta finales del medievo. Un legado cultural y material, del que hemos hablado al inicio de este apartado.
Incluimos a continuación un documento que nos parece de lo más interesante, para complementar la visita al museo.
El micvé de Besalú
Y para completar este pequeño viaje al legado cultural y material que nos dejó la cultura judía, un flash final para mencionar un encantador lugar que hemos elegido como foto de portada. Y ¿por qué? Por su especial importancia, por encontrarse también en una población de Girona, y por la preciosidad del lugar. Se trata del micvé de Besalú.
Situado en un edificio junto al río Fluviá, es el micvé mejor conservado de todo el judaísmo catalán. Original del siglo XII, se encuentra en el interior de la antigua casa de la familia dels Astruc, actualmente centro de interpretación, y donde también están los restos de la antigua sinagoga. Aunque eso será otra historia…
Para saber más:
Museu d’Història dels Jueus. Girona
Patronat Call de Girona
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