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UN MASTIL PARA REMEMORAR A UN GENERAL ALGO OLVIDADO

General Josep Moragues | Si consultamos el nomenclátor de Barcelona encontraremos diferentes nombres de calles que nos recordarán personajes relacionados con la Barcelona de principios del siglo XVIII y la Guerra de Sucesión. Tales como el carrer de Villarroel, el carrer de Casanova, el carrer de Bac de Roca o el carrer del Príncep Jordi, esta última dedicada al príncipe alemán, Georg von Hessen-Darmstadt, virrey de Catalunya entre 1608 y 1701, y que tras morir en el castillo de Montjuic durante el asedio contra el poder borbónico en 1705, lo enterraron bajo el altar mayor dels Josepets de Gràcia, donde se hay una placa que lo recuerda.

Pero si seguimos investigando, nos sorprenderá no encontrar ninguna calle dedicada a Josep Moragues i Mas, quizá la figura que vivió en carne propia, de manera más cruel y despiadada, la represión borbónica tras el final de la guerra. A diferencia de Rafael de Casanova, que consiguió salir vivo y continuar con su actividad profesional, Josep Moragues perdió todos sus bienes, sus honores militares y su propia vida, al ser ejecutado mediante las horripilantes técnicas de aquella época.

La cabeza del General Moragues

Cuando leí el libro de Sylvia Lagarda-Mata, “Fantasmas de Barcelona”, en el que dedica uno de los relatos del itinerario 4 a hablar de la cabeza del General Moragues, me interesé por saber más sobre el porqué del origen de aquella historia.

Una historia en la que explicaba que durante los años que estuvo expuesta, con el objetivo de “recordar a barceloneses y forasteros la espantosa suerte que aguardaba a quienes osasen enfrentarse a los poderes establecidos”, al caer la noche la cabeza inerte cobraba vida y, tras encendérsele los ojos y erizársele la cabellera, empezaba a emitir un lamento apagado que no acababa hasta la llegada del alba, momento en que “morían una vez más, los tristísimos ojos de su amado general”.

Retrato del General Josep Moragues (Foto: Sapiens)

Un asunto de diplomacia internacional

Pues bien, tras consultar diferentes biografías publicadas sobre su vida y su muerte me llamó poderosamente la atención que el asunto de la exposición pública de su cabeza, y las gestiones para acabar con esa deplorable situación, llegasen a convertirse en un asunto de diplomacia internacional.

Tras su ejecución, el 27 de marzo de 1715, las nuevas autoridades borbónicas decretaron la exposición pública del cadáver y ordenaron que la cabeza del reo se colocase en una jaula, y que se colgase entre las dos puertas del Portal de Mar (costumbre hasta entonces solo aplicada a los bandoleros), acompañada por un rótulo con la siguiente inscripción:

«Iosephus Maragas ob penetratum iteratae rebelionis scelus, bis Regis clementiam abusus, tertio tandem iustitiam periclitatus et expertus». [«Josep Moragues por haber cometido el crimen de repetida rebelión, haber abusado por dos veces de la clemencia real, finalmente la tercer fue hecho prisionero y ejecutado por la justicia»].

Un acto represivo para amedrentar a los barceloneses, tal y como explica Sylvia Lagarda-Mata en su libro, y que ya hemos comentado.

Ubicación histórica del Portal de Mar junto a la Barceloneta
Ubicación histórica del Portal de Mar junto a la Barceloneta. | Grabado de 1853 de la serie «Espagne à voil d’oiseau» de Alfred Guesdon. Foto: Wikipedia Commons

A partir de ese momento, su viuda puso todo su empeño en que le devolviesen el cuerpo de su marido para poder enterrarlo. Esta tenaz mujer, que no desfalleció en su objetivo, a pesar del deshonor que tendría que soportar en los años venideros, fue Magdalena de Giralt, señora de Bressui, con la que Moragues había contraído segundas nupcias después de haber quedado viudo de su primera mujer.

Bressui es un pueblo situado cerca de la población de Sort, que antiguamente tuvo cierta importancia, ya que albergaba el señorío del que fue titular Magdalena de Giralt.

No obstante, a pesar de pertenecer a la baja nobleza y no haber participado directamente en las acciones militares de su marido, no se libró de sufrir la represión que se desató contra los que habían habían apostado por el bando austracista, por lo que empezaría a sufrir toda una serie de continuos abruptos, que acabarían con su detención en enero de 1720, su traslado a Barcelona desde Sort, su encarcelamiento, y con el embargo de todos sus bienes familiares.

Unos meses más tarde, se publicó un bando que otorgaba un perdón general a todos los que habían luchado o colaborado en contra de las tropas borbónicas y que todavía no estaban en prisión. Algo que no afectó a la situación de Magdalena, que continuó presa.

A pesar de enviar diferentes peticiones de clemencia a la Corte de Felipe V solicitando su liberación, la intervención de la Real Audiencia de Cataluña y del Capital General acabaron por denegársela, además de obligarle a pagar una multa y los trámites judiciales.

Finalmente el 7 de junio de 1725, el emperador Carlos VI y Felipe V firmaron el Tratado de Paz de Viena, que puso fin de forma oficial a la Guerra de Sucesión, y que en el artículo 9º establecería la puesta en libertad de todos los presos, entre los que se encontraba Magdalena de Giralt.

Tras su liberación en 1726, se puso como objetivo conseguir que le fuera devuelta la calavera de su marido ya que, habiendo transcurrido nueve años de su ejecución, todavía permanecía expuesta en el Portal del Mar.

En ese momento fue cuando, a través de Ramon de Vilana-Perlas, marqués de Rialp y presidente del Consejo de España en Viena (del cual hablamos en el post sobre la calle Regomir, en donde está el palacio en el que vivió en Barcelona), consiguió la mediación del emperador Carlos VI ante la Corte de Madrid, a través del conde Joseph Lothar Dominik Graf von Königsegg-Rothenfels, embajador imperial en España.

Portada del libro «Jo, Vila-Perles»

La reparación del honor de la familia Moragues

Magdalena de Giralt redactó una carta, junto a un memorial, en la que solicita se tomasen las medidas necesarias para reparar el honor de la familia Moragues, que envió al conde Königsegg que se encargó de entregarlo al Emperador.

Era enero de 1727. La embajada vienesa en Madrid inició las gestiones para conseguir que la calavera del General Moragues se retirase del Portal de Mar, a lo que finalmente accedió la Corte de Madrid tras repetidas instancias del embajador imperial, ordenando llevarlo a cabo en febrero de 1727, doce años después de la ejecución del General.

“Hà convenido el Rey en que se recoja la cabeza de su difunto marido, que dice se halla todavía pendiente en la Puerta de la Mar de esa Capital, y me manda S.M. participarlo à V.E. para què expida la orden conveniente à su cumplimiento, pero que se recoja la referida Cabeza sin publicidad, ni ruido, y que avise V.E. de haberse así ejecutado». (Texto de la orden que remite la Corte de Madrid al Marqués de Risbourg, Capitán General de Catalunya).

«[…] dì las providencias convenientes à este fin y se executó en estos términos, recogiendo la referida Cabeza sin publicidad, ni ruido, del paraje en que estaba lo que suplico à V.S. se sirva poner en noticia de S.Mag. D.g. à V.S. m.s. como deseo. Barcelona 15 de Febrero de 1727». (Texto de la carta que el Marqués de Risbourg remite a la Corte de Madrid informando que la calavera ya se ha retirado).

Entre los días 14 y 15 de febrero de 1727 se retiró la calavera del lugar que ocupaba, pero se mantuvo colgado el rótulo vejatorio que la acompañaba. Magdalena de Giralt, sin cesar en su empeño, volvió a ponerse en contacto con el embajador imperial para que intercediese nuevamente, y también se retirase. Lo que ocurriría en el mes de marzo de 1727.

Barcelona a Josep Moragues

El mástil

Pues bien, aunque en el nomenclátor de Barcelona no hayamos encontrado ninguna calle dedicada a Josep Moragues, lo que sí que hay es un monumento a su memoria, ubicado donde se cree debió de estar enjaulada su calavera.

Pero, a diferencia del que tiene Rafael de Casanova en el cruce de la calle Ali Bei con la Ronda de Sant Pere, es tan discreto que muchos barceloneses ni han reparado en él.

Frente a la entrada principal al actual Palau del Mar hay una gran isla peatonal donde se pueden ver unas enormes letras sobre el pavimento.

Entre las copas de los árboles ondea una bandera, izada en un mástil de considerable grosor. Cerca de la base del mástil hay una placa en la que se puede leer la siguiente inscripción:

A Josep Moragues (St. Hilari Sacalm 1669 – Barcelona 1715). General partidario del archiduque Carlos III de Austria. Se distinguió en la guerra de Sucesión, y colaboró, desde el exterior, en la defensa de Barcelona en el asedio de 1714.Capturado por las tropas de Felipe V, fue ejecutado, y su cabeza permaneció doce años encerrada en una jaula, colgada en el Portal de Mar –muy cerca de este lugar-, para advertencia de los vencidos. Su figura es un símbolo de la defensa de les libertades de los catalanes

El texto finaliza con el poema, Lo cap d’en Josep Moragues, que Ángel Guimerà le dedicó en 1887 a fin de recuperar su memoria.

«Viatger, vingues d’on vingues | si tens lo cor honrat | flecta els genolls i prega | com fiil, davant lo cap | del pros Josep Moragues | lo nostre general»

[«Viajero, vengas de donde vengas, si tienes el corazón honrado, arrodíllate y reza como un hijo, delante de la cabeza del gran Josep Moragues, nuestro general»].

De esa sencilla y algo austera manera fue como la ciudad de Barcelona recordaba a una de las figuras más destacadas de una época de guerras, penurias y de triste final, pero que ha pasado a la historia como una etapa de fe, valentía y reivindicación del pactismo frente al absolutismo.

El busto de bronce

No obstante, a finales de 2013 se recuperó un busto de bronce sobre un pedestal de piedra, que la escultora Rosa Martínez había creado en 1999, basado en el diseño del historiador Lluis Pujal y reproducción del que hay en Sort.

El busto de bronce de Pla de Palau, recuperado en 2013

Tres errores sobre nomenclatura protocolaria

Pero regresando al mástil, si examinamos con atención el texto que hay en su base detectaremos tres errores de protocolo, cuando se menciona al archiduque Carlos de Austria como archiduque Carlos III de Austria. Me explicaré.

Detalle de la inscripción

El heredero al trono austríaco y los descendientes del emperador, de acuerdo al protocolo oficial, tienen tratamiento de archiduques o archiduquesas. Hasta ahí, todo correcto. No obstante, la numeración que sigue al nombre solo se utiliza para identificar a un monarca o a un emperador y, evidentemente, un archiduque todavía no es emperador. Primer fallo.

El segundo error está en la numeración. El archiduque Carlos cuando ascendió al trono de emperador, en Viena, lo hizo como Carlos VI, ya que retrocediendo en la línea de emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos III fue un emperador franco que gobernó entre el año 881 y el 887, año en que fue depuesto.

Finalmente, y en consecuencia al error anterior, mencionar al archiduque como Carlos III, es que se está haciendo como rey de la Corona de Castilla y de Aragón, en sucesión de Carlos II de Habsburgo, el Hechizado.

Por lo tanto, nos quedan dos posibilidades para enmendar los errores. O hablamos del archiduque Carlos de Austria, título que ostentaba antes de llegar a ser emperador, o hablamos del rey Carlos III de Castilla y Aragón y conde de Barcelona, título que se le otorgó de facto tras ser reconocido Rey por los territorios de la Corona de Aragón.

Documento sobre el juramento de las constituciones y leyes catalanas por parte del archiduque Carlos, el 7 de noviembre de 1705. Foto: Wikipedia Commons

El passatge de Magdalena Giralt

Pero recuperando el hilo argumental de este post, a diferencia de su marido, y aunque parezca un tanto chocante, la que sí que tiene dedicada una calle en la ciudad de Barcelona es Magdalena de Giralt. De acuerdo al nomenclátor, en el barrio de Sant Andreu hay un pasaje que lleva su nombre.

Placa del pasaje dedicado a la memoria de Magdalena Giralt, esposa del General Moragues

Parece ser que en enero de 2007, dentro del plan de recuperación de los interiores de manzanas del Eixample (Pla de Recuperació dels Interiors d’Illa) el Ayuntamiento de Barcelona decidió bautizar algunos de esos nuevos jardines con el nombre de personajes femeninos de prestigio histórico, y así contrarrestar el importante número de calles de la ciudad dedicadas a personajes masculinos.

Dió la casualidad que uno de los que eligieron fue el de la esposa del General Moragues. No obstante, no debió llevarse finalmente a término, ya que no he conseguido encontrar ningún jardín con el nombre de Magdalena Giralt.

Para saber más sobre la vida de esta noble catalana, os recomiendo el libro “Magdalena Giralt, esposa del general Moragues”, de Lluis Pujal i Carrera, publicado en 1991 por Història i Cultura del Pallars, D.L. con, ISBN: 84-404-9853-5.

Otros lugares de Barcelona en donde recordar al general

Por cierto, en el memorial de 1714 que hay junto al Fossar de les Moreres, se conserva otro busto del General, réplica del que hay en la población de Sort. Y en El Born Centre de Cultura i Memòria, le pusieron su nombre a una de sus salas de exposiciones, la sala Moragues, situada a la izquierda de la entrada, accediendo por la Porta del Born desde la plaça Comercial.

Para saber más:
Las Cortes de Barcelona de 1705
Edifici del Portal de Mar
Jo, Vilana Perles, marquès de Rialp

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