Os lo voy a confesar: Torrelavit me ha sorprendido. Cuando vas a visitar un lugar por primera vez, lo mejor es hacerlo sin prejuicios previos. Y eso es lo que me ocurrió en el último encuentro de instagramers organizado por Barcelona és molt més.
Torrelavit es un municipio del Alt Penedès, situado a camino de Sant Sadurní d’Anoia y Sant Pere de Riudebitlles.
Está situado en un valle al lado del río Bitlles, aunque una parte del pueblo se encuentra en un pequeño riscal, franqueado por el róo y un torrente, lo que le da un cierto aspecto de pueblo colgante. Por cierto, el río Bitlles tiene su origen en la riera de Mediona, que tras pasar por Sant Quintí y llegar a Sant Pere de Riudebitlles, cambia su nombre por el de Bitlles, de ahí lo de Riudebitlles.
Es un municipio con escasos cien años de vida, pero con una larga historia a sus espaldas. Y la explicación se encuentra en la curiosa historia de que Torrelavit es el resultado de la unión de dos pueblos, en 1920, que se encontraban uno junto al otro.
El resultado fue un encantador y tranquilo pueblo, de 1400 habitantes, rodeado de naturaleza, con dos cementerios y dos iglesias milenarias, que forman parte de las curiosidades del lugar.
Lavit
A este topónimo se le atribuye un origen bereber, ya que la zona (Vall de Riudebitlles) formó parte del Al-Andalus durante largos años, y se cree que muchas de las personas que vinieron del norte de África a vivir procedían de un pueblo de Marruecos con un nombre muy similar.
Además, la tradición de aprovechar el agua del río a través de sistemas hidráulicos para mover molinos y regar los campos está atribuida a ese pasado árabe, que posteriormente se consolidaría con el asentamiento de órdenes religiosas benedictinas tras la Reconquista, a comienzos del siglo X. Es entonces cuando ya se tienen noticias de la existencia de una demarcación territorial con el nombre de Lavit.
Terrassola
La existencia de Terrassola se establece como una demarcación de los límites del Castillo de Mediona, también por el siglo X. Tenemos que recordar que estamos en zona de antiguos castillos de frontera.
Torrelavit
¿Y cómo nació Torrelavit? En 1853 se empezaron a realizar los primeros trámites para unir los dos términos en uno, sin que se llegase a ningún acuerdo. En 1867 se volvieron a recuperar las gestiones, pero tampoco llegaron a buen término. No fue hasta 1918 cuanto los dos ayuntamientos finalmente se pusieron de acuerdo, llegando a la unión legal en 1920. Parece ser que la presión de los vecinos de ambas localidades fue determinante.
Respecto al nombre del pueblo nacido de la fusión parece ser que tenía que haber sido Terralavit (topónimo artificial creado a partir de la fusión del nombre de los dos pueblos), pero resulto que al enviarlo la documentación al registro de Madrid, regresó convertido en Torrelavit, tal y como nos explica nuestro anfitrión, el alcalde Ramon Riera. ¡Cosas que pasan!
Su escudo (definido heráldicamente como “Escudo caironado: el primero de sinople, un castillo de oro cerrado de gules; el segundo de oro, un racimo de púrpura foliado de sinople; el pie de oro, cuatro palos de gules. Al timbre, una corona mural de pueblo»), contiene el castillo de Terrassola, el racimo de uva de Lavit y los cuatro palos de Cataluña, debido a que el castillo de Lavit pertenecía a la corona.
Puntos de interés cultural y turístico
Pues la verdad es que la primera impresión al llegar al pueblo es que no necesitas demasiado tiempo para recorrerlo de una punta a la otra. Pero no te vas a dar cuenta de lo equivocado que estás hasta que empieces a pasear. Desde iglesias de los años del románico hasta un museo de reciente inauguración, pasando por un puente diseñado en el taller de Eiffel, todo ello en un entorno agrícola y natural, ideal para dejarte llevar.
La visita la podéis iniciar a la altura de la Casa de Cultura (en la parte del antiguo Lavit), desde donde podréis recorrer los principales puntos de interés, acabando la visita en el Centro de Interpretación del Agua que hay junto a ella.
La iglesia de Santa Maria de Lavit
Es la iglesia que, como su nombre indica, pertenecía al pueblo de Lavit. Es una iglesia de origen románico y, a pesar de las transformaciones que ha sufrido, conserva parte de la fachada y del portal original del siglo XIII.
Junto a la iglesia está la Casa rectoral de Lavit. Es un edificio de origen medieval, pero reconstruido y ampliado en el siglo XVIII. En la fachada destaca una galería de arcos de medio punto con columnas salomónicas, características del arte barroco.
El Pont de les Escoles
Más que un puente, es una pasarela que se construyó en 1929 para unir el núcleo histórico formado por Lavit y Terrassola con la zona de escuelas y deporte del pueblo, sorteando el desnivel del Torrent de Mas Vendrell o de Sant Marçal.
La construcción del puente se realizó con el dinero que entregó Pau Vidal i Rovira (cuyo nombre consta al pie de la escalera de acceso), un indiano vecino de Terrassola que se enriqueció en América, y a su regreso colaboró económicamente en la mejora de su pueblo natal.
Junto al acceso al puente hay una piedra de camino que indica el punto de separación entre los antiguos dos pueblos.
A medida que vayas avanzando en tu visita, irás descubriendo diferentes casas del pueblo que te llamarán la atención por uno u otro motivo. Muchas de ellas están incluidas en el inventario del Patrimoni Arquitectònic de Catalunya y algunas tienen la clasificación de bienes culturales de interés local. Ca la Julia, Cal Font o Cal Nonis son algunos ejemplos,
La iglesia de Sant Marçal de Terrasola
La iglesia de Sant Marçal, construida entre los siglos XI y XII sobre un templo más antiguo, es uno de los edificios más emblemáticos de Torrelavit. De estilo románico lombardo y es de los que mejor se conservan en todo el país.
A pesar de la sencillez de la construcción, llama perfectamente la atención. Especialmente los tres ábsides semicirculares, que te recomiendo vayas a ver en formato panorámico desde la zona de las escuelas, o en contrapicado bajando al torrente. Seguro que las vistas no te defraudarán.
Entre sus curiosidades, las esculturas de Sant Marçal y Sant Pau que hay en el interior, y los dos ejemplos de quicios que se conservan en la parte interior de las puertas laterales.
Según nos explicaron, hasta el siglo XV la iglesia dependió del monasterio italiano de San Martino dell’Isola Gallinaria, situado en el pueblo Albenga, en la Liguria italiana, pasando posteriormente a depender del Monasterio de Montserrat. Por si os pica la curiosidad de saber el porqué de ello, lo podéis leer en este documento.
De las existencia de puertas laterales con acceso al exterior se deduce que pudo tener un claustro que ha desaparecido, así como un campanario que se le añadió con posterioridad –y del que se conservan fotografías antiguas-, pero que tuvo que ser derruido ya que el peso estaba afectando a la estructura de las paredes, y empezaban a ceder.
Os recomiendo bajar hasta el torrente para poder ver un magnífico contrapicado de los ábsides, o cruzar el pont de les escoles y disfrutar de la imagen panorámica que se tiene desde allí.
El Pont de Can Mussons
Es quizá uno de los elementos más emblemáticos del pueblo. Se trata de un puente de hierro que cruza el río Bitlles, y que nos dijeron lo construyeron en el taller de Eiffel. Algo así como pasó con el puente que hay en Girona.
Bajo la pasarela de acceso al puente están los antiguos lavaderos públicos de Terrassola, acabados de restaurar.
El camino del río
De hecho es solo un tramo de un camino mucho más largo, que forma parte de un proyecto llamado “el camí del riu” en el que se ha trabajado para recuperar el ecosistema –dañado pro las industrias de la zona- y volver a acercarlo a las personas para que puedan pasear y disfrutar de ese entorno.
La ruta completa discurre por los términos de Mediona, Sant Quintí, Sant Pere de Riudebitlles, Torrelavit, Subirats y Sant Sadurní d’Anoia, y tiene una longitud de unos 43 kilómetros bordeando el río.
La finalidad es volver a acercar a las personas al río para que puedan pasear y disfrutar del entorno, así como de promocionar los elementos más característicos de cada población relacionados con él. En el caso de Torrelavit, el puente de hierro de Cal Mussons o sus diferentes molinos de agua, todo un reclamo turístico para acercarse a conocer la zona.
El centre d’interpretació de l’aigua
El centro, de nueva construcción, es un equipamiento cultural y de interés turístico, en el que se pone en valor el río Bitlles destacando su importancia en la evolución social y económica de Torrelavit, así como de otras poblaciones próximas.
A través de diferentes audiovisuales, documentos y fotografías se explica la historia del pueblo, así como el nacimiento y la consolidación de diferentes industrias papeleras, en base al aprovechamiento de la fuerza hidráulica del agua a través de diferentes molinos, situados junto al río. Desde el siglo XVIII hasta hace pocos años, en esta zona se producían importantes cantidades de papel tanto para surtir los mercados nacionales (especialmente de otros productores más grandes), como de los mercados internacionales.
En la actualidad solo uno de los molinos continua produciendo papel, pero de manera artesanal. El resto o han cerrado, o se han reconvertido en viviendas particulares o casas de turismo rural.
Como ocurre cuando vas a visitar cualquier lugar de la zona vinícola del Penedès, aquí también te hablarán de la filoxera y del nefasto impacto económico que supuso con la destrucción de las viñas. No obstante, en Torrelavit la existencia de esas industrias papeleras les ayudó a sobrellevar la crisis mucho mejor que en otros lugares.
Un museo, tres partes
El museo está dividido en tres partes. La primera centrada en el propio río, la segunda en la importancia del agua en el desarrollo económico de la zona, y la última gira en torno a los trabajos realizados para recuperar el entorno natural y potenciar los activos turísticos y culturales de Torrelavit.
Todo un interesante mundo el de los molinos de agua y de las industrias papeleras, que debido a la excelente puesta en escena hace que salgas del museo con ganas de querer conocer mucho más a fondo el entorno del que te han hablado allí. Una buena excusa para regresar de nuevo.
Bodegas Pardas
Y como colofón al recorrido, os recomiendo una visita especial. Se trata de ir a conocer el Celler Pardas, situado a las afueras de Torrelavit y que es un tanto peculiar. Y digo peculiar tanto por su magnífico entorno, como por la filosofía con que sus propietarios, el Ramon Parera y el Jordi Arnan, trabajan sus viñas y producen el vino en la bodega. Una filosofía que huye de producciones masivas y adobos, respetando al máximo la propia naturaleza.
Han apostado por llevar a cabo una agricultura de conservación, por lo que no labran la tierra y así aprovechan las propias “malas hierbas” como cobertura vegetal a la erosión. Una forma austera pero eficaz de trabajar, ya que de esta manera se deja que sea la propia viña la que encuentre su propio equilibrio.
El éxito de esa manera de trabajar queda corroborada en que sus vinos ya se encuentran en las cartas de restaurantes tan emblemáticos como el Celler de Can Roca o el Sant Pau. ¿Por algo será?
En la visita –que debe ser concertada previamente- te acompañarán a visitar las viñas y las bodegas donde elaboran los caldos, además de poder realizar una pequeña cata, que no dejará indiferente a tu paladar.
¿Y dónde comer?
Pues en el propio pueblo hay dos pequeñas fondas –una de ellas en proceso de traspaso-, pero en nuestro caso –por temas de logística- optamos por ir a comer al Mirador de les Caves, que nos recomendó el propio alcalde.
Un restaurante especializado en cocina a la brasa, ubicado en la población de Els Casots-Subirats, a 2,5 km de Sant Sadurní d’Anoia con dirección al Ordal. Un restaurante que también recomendamos, tanto por su carta como por sus espectaculares vistas sobre el Penedès.