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UN CASTILLO SIN PRINCESAS, PERO CON BARONES

«Entre las muchas leyendas medievales catalanas existe la de los Nueve Barones de la Fama (también llamados los Nueve Caballeros de la Tierra) que explica el empeño de todos ellos en dedicar sus esfuerzos a liberar la tierra de sarracenos. Entre los nueve nobles están los señores de Alemany (Guerau d’Alemany), de Anglesola (Bernat d’Anglesola) de Cervelló (Guerau de Cervelló), de Cervera (Galcerán de Cervera), de Erill (Bernat Roger d’Erill), de Mataplana (Hug de Mataplana; más popularmente conocido como el Comte Arnau), de Montcada (Dapifer de Montcada), de Ribelles (Gispert de Ribelles) y de Pinós, concretamente Galcerán de Pinós, titular de una baronía que se menciona en este post.»

Cuando publiqué este artículo por primera vez, el 25 de noviembre de 2014, ni me podía imaginar que diez años después lo recuperaría para actualizarlo y ampliarlo, debido a que Torre Baró vuelve a estar de moda en Barcelona… Bueno, tanto como de moda, es mucho decir. Lo que está claro es que el cine ha vuelto a despertar el interés de los medios por una barriada de Barcelona que siempre ha pasado desapercibida para la mayoría de los barceloneses.

Panorámica de Torre Baró
Panorámica de Torre Baró desde el mirador del castell

Pero vayamos por partes…

El 47, una historia con Torre Baró en el centro

Como ya expliqué en el artículo «Mejor que el mejor palacio que haya en el mundo», la llegada masiva de inmigrantes a Barcelona entre los años 50 y 60, y la necesidad de encontrarles un lugar en dónde vivir, llevó a optar por la auto construcción de viviendas en muchas partes de la periferia de la ciudad, con la consecuente aparición de barrios precarios, en donde no se disponían de los mínimos servicios públicos. Algo que saben de buena tinta los vecinos de Torre Baró más veteranos.

En los años finales del franquismo y primeros del post franquismo, en muchos de esos barrios emergieron movimientos vecinales que reivindicaban la falta de esas necesidades básicas. En el caso de Torre Baró, una de sus reivindicaciones fue la falta de transporte público que conectase el barrio con la ciudad.

Entre las diferentes acciones de protesta que se llevaron a cabo, destacada la que protagonizó uno de sus vecinos, quien protagonizó «el secuestro de un autobús de la línea 47», hecho que daría muchos titulares en los medios de comunicación del momento.

El estreno de la película «El 47» [dirigida por Marcel Barrena y protagonizada por Eduard Fernández en el papel de Manolo Vital («el héroe de la historia»)] ha recuperado esa historia, y ha hecho que Torre Baró vuelva a ser noticia.

Todo ello me ha llevado a volver a visitar y pasear por ese barrio de Barcelona, actualizar mi fototeca, y revisar el antiguo artículo para actualizarlo.

Torre Baró, otro proyecto fallido de ciudad-jardín

Si subes hasta el Mirador de Torre Baró (que por cierto todavía no han invadido las hordas de turistas que si han hecho en otros puntos de la parte alta de Barcelona), verás un cartel informativo (bastante mal conservado) en el que se puede medio leer como fue la historia de la urbanización de esa zona de Collserola, que se abandonó sin acabar de llevarse a cabo.

Torre Baró fue un proyecto de ciudad-jardín, coetáneo con la urbanización de la avinguda del Tibidabo y del Park Güell, por los que se apostó en la Barcelona de principios del siglo XX. Pero que en este caso, la principal diferencia respecto a los otros dos fue que esa ciudad-jardín iría destinada a las clases humildes y trabajadoras.

La iniciativa acabó fracasando debido, principalmente, a la ubicación del lugar y a los problemas de acceso. Incluso hoy en día, sigue siendo un lugar apartado del resto de barrios de Barcelona.

Una vez abandonada definitivamente la idea de esa ciudad-jardín, pasada la Guerra Civil y ante la falta de vivienda ante la masiva llegada de inmigrantes desde otras partes de España, se optó por dividir los terrenos en parcelas y ponerlos a la venta a precios populares, consiguiendo hacerlos rentables. El resultado fue que acabó transformándose en un lugar en donde se empezaron a construir viviendas precarias por los propios vecinos, y donde no se invirtió dinero público para cubrir necesidades urbanísticas básicas o de equipamientos.

De ese proyecto de ciudad-jardín se conserva uno de los elementos patrimoniales que más identifican al barrio: el Castell de Torre Baró.

Breve historia del Castell de Torre Baró

Ese castillo -que de hecho ni lo es, ni lo fue-, se trata de una construcción inacabada que, según consta, tenía que haber albergado un hotel-restaurante.

Data de 1905, cuando la Compañía de Urbanización de las Alturas N.E. de Horta intentó llevar a la práctica el proyecto de ciudad-jardín, anteriormente mencionado.

La cuestión es que el Castell de Torre Baró quedó como la única edificación que se conserva del proyecto, que se acabaría convirtiendo en el todo un símbolo del distrito de Nou Barris, y que pasaría a ser uno de los elementos protagonistas del skyline de la ciudad. Un edificio que, los más fantasiosos, siempre hemos visto como un castillo medieval que vigila la ciudad desde lo alto de la Serra de Collserola, y que puede divisarse tanto a la entrada como a la salida de la ciudad, camino de Montcada i Reixac y Cerdanyola del Vallès.

Castell de Torre Baró
Vista panorámica del castell de Torre Baró

Un solo castillo, pero con muchas leyendas

Dicen que los castillos siempre esconden alguna que otra leyenda, y como no podría ser de otro modo, el Castell de Torre Baró –aunque solo lo sea por su aspecto- también tiene la suya (o las suyas).

Una de las más populares es la que explica que “un rico terrateniente de la nobleza barcelonesa decidió mandar construir un castillo en la cima de la montaña para que su hija, enferma de tuberculosis, pudiera curarse gracias al aire puro de la montaña. Cuando el edificio (una torre de estructura cuadrada de dos pisos de altura y coronada por un torreón) ya estaba casi acabado la hija murió, por lo que el proyecto perdió su razón de ser, quedando inacabado y nunca nadie lo llegó a habitar…”.

Sin princesas, pero con barones

El edificio está construido en unos terrenos que pertenecieron a Manuel Mª de Sivatte y Llopart, miembro del Consejo de Administración de la compañía promotora del proyecto de la ciudad-jardín. Unos terrenos, que su padre, Carles Edmon Sivatte, había comprado a la familia Pinós, titulares de la Baronía de Pinós que he mencionado al inicio del post, y que dieron origen al nombre del barrio.

Según explica la documentación, el nombre de Torre Baró deriva del que tenía una torre anterior que hubo en el lugar, la Torre del Baró, ubicada en una finca del antiguo pueblo de Sant Andreu de Palomar, próxima a lo que hoy conocemos como Baixador de Torre Baró.

Tanto la torre como la finca pertenecían a la familia Pinós, que tras la derrota de 1714 vieron cómo fue destruida por las tropas felipistas, en represalia al apoyo que habían mostrado al archiduque Carlos de Austria. A finales del siglo XVIII, volvieron a construir una segunda torre que, junto a los terrenos, acabaría vendiéndose a la familia Sivatte.

Curiosamente, con los años, una zona tan “aristocrática”, rural y alejada, acabaría convirtiéndose en el distrito obrero por excelencia de la ciudad de Barcelona que, a lo largo del siglo XX, fue creciendo e incorporándose progresivamente a la estructura urbana de la ciudad.

El mirador del Castell de Torre Baró

Después de muchos años abandonado, el Castell de Torre Baró se rehabilitó en 2024 y se abrió al público, convirtiéndose en un punto de información de la Serra de Collserola. Y es uno de los puntos de atracción que hay en el mirador que lleva su nombre. Desde el mirador, a pie del castillo, ya se pueden disfrutar de unas panorámicas de Barcelona algo diferentes a las más famosas que se ven desde algunos de los otros que hay en la parte alta de Barcelona.

Sin necesidad de subir a las terrazas superiores del castillo, se alcanzaba a ver desde el Tibidabo hasta Ciutat Meridiana, incluyendo el Turó de la Creueta del Coll, el Turó del Carmel, el Turó de la Rovira y el Turó de la Peira. A lo lejos se divisa la montaña de Montjuïc y, entre medio del recorrido visual, puedes ver los distritos de Horta, Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí. Así como panorámicas de las poblaciones colindantes de Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià del Besòs, Badalona y Montcada i Reixac. Indudablemente, desde las terrazas superiores del castillo, al ganar altura, seguro que la amplitud de la panorámica es mucho mayor.

La cuestión es que para los que no lo conozcáis, podréis descubrir unas excelentes panorámicas de la Barcelona más «popular» y menos conocida, que deja constancia visual de la expansión de la ciudad más allá del Eixample y de barrios colindantes.

Horario de apertura del Castell de Torre Baró

El mirador al pie del castillo está abierto las 24 horas del día. Dispone de zona de aparcamiento y tiene una parada de autobús en las proximidades. También se puede acceder paseando desde el passeig del Bosc de Roquetes, o desde Canyelles, por el lateral de la carretera Alta de les Roquetes. Evidentemente, también desde RENFE Torre Baró-Ciutat Meridiana-Vallbona, paseando montaña arriba.

El castillo abre diferentes días de la semana, en horarios de solo mañana o continuado hasta la tarde, dependiendo del día y de la época del año. Para más información se puede consultar en la web de l’Ajuntament de Barcelona: El Castell de Torre Baró.

La carretera de les aigues y otros recorridos para pasear

Y como Torre Baró y su mirador están en la Serra de Collserola, además de subir a disfrutar de las vistas y conocer la zona, se pueden realizar diferentes paseos (a pie o en bicicleta) por caminos señalizados o pistas forestales que parten de allí. En el mismo mirador verás señalizados dos itinerarios circulares: el de la Font Muguera y el dels Turons.

También, verás que allí comienza el passeig de les Aigües (popularmente conocido como «carretera de les Aigues»), que te lleva a recorrer transversalmente Collserola desde la Torre Baró hasta Sant Pere Màrtir.

Aquí te enlazo una posible ruta: De Roquetes a Montbau, pel Passeig de les Aigües.

Y para acabar, dos detalles más

Por un lado, si os interesa descubrir localizaciones cinematográficas de Barcelona que han servido como plató de rodaje, el Mirador de Torre Baró aparece en la película protagonizada por Mario Casas, “A tres metros sobre el cielo”, que tan popular fue hace unos años.

Por el otro, y como curiosidad final siguiendo con el tema de la película de «El 47». La línea de autobús que se hizo tan famosa tras «el secuestro de uno de sus autobuses» ya no llega hasta Torre Baró; finaliza en el barri de Canyelles.

No obstante, ya no hacen falta nuevas reivindicaciones. Ahora, para llegar hasta la cima de Torre Baró, hay que viajar en el bus de la línea 182, que te llevará desde la Pl. Virrei Amat hasta la plaza que hay en la parte más alta del barrio, junto al carrer de Castellví.

Nota: Artículo revisado y actualizado. Publicado inicialmente el 25 de noviembre de 2014.

Para saber más:
El Tranvía 48: El castillo de Torre Baró
Relligant Nou Barris. Castell de Torre Baró
Els Nous Barons de la Fama. Viquipèdia

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