Visitar Sarajevo es uno de los tantos viajes que tengo pendientes y que espero que algún día, no demasiado lejano, se pueda hacer realidad. De hecho, en 1992, como consecuencia del horror que vivió la ciudad durante la Guerra de los Balcanes, Barcelona quiso demostrar su solidaridad con sus habitantes convirtiéndola en el Distrito 11º de la capital catalana. Por lo que, como barcelonesa, para mí ir a visitar esta ciudad bosnia es casi un imperativo.
Como todavía no puedo escribir sobre mi propia experiencia viajera, me limito a hablar de un acontecimiento que tuvo lugar hoy hace 110 años. Y que marcó la historia de Sarajevo y del mundo. Un hecho que, además, va a servir como hilo argumental del tema que he elegido para el post de hoy: los matrimonios morganáticos… Sí, no lo negaré, algo así como un totum revolutum. Pero vamos allá.
El magnicidio de Sarajevo
Cada año, cuando se acerca el 28 de junio, es inevitable recordar al matrimonio morganático formado por el archiduque Francisco Fernando de Austria-Este y la condesa Sofia Chotek. Y no es para menos, ya que su asesinato el 28 de junio de 1914, durante una visita oficial a la ciudad de Sarajevo, fue una causa directa del inicio de la Primera Guerra Mundial.
«Tudom, hogy a nekem szánt golyó már ki van öntve…” («Sé que la bala destinada a mí ya ha sido lanzada…»).
Frase atribuída al archiduque Francisco Fernando
Aquí os dejo un video que explica ese atentado en Sarajevo, y lo que de él se derivó.
Pero como mi objetivo no es hacer de historiadora, sino el de analizar y comentar temas relacionados con el protocolo y las tradiciones, para el presente post me voy a centrar en un detalle, también relacionado con esta pareja, que causó una gran polémica en los círculos aristocráticos de finales del siglo XIX.
Y no es otro que el apasionado romance que vivieron desde que se conocieron, y que acabó transformándose en un matrimonio morganático.
Una relación muy mediática desde el primer momento
Si buscamos en la edición de La Vanguardia del 17 de noviembre de 1899, podremos leer el siguiente artículo, del que os incluyo un extracto.
“No puede decirse que la ciudad entera esté pendiente de los casamientos que se van a celebrar dentro de poco; pero si que toda la alta sociedad los comenta y son para ella objeto de constante preocupación e interminables comentarios.
El casamiento anunciado que tiene más importancia es el del archiduque Francisco Fernando, presunto heredero de la corona imperial, sobrino del Emperador, con la condesa Chotek, dama de tan escasa fortuna como espléndida belleza, que hasta hace poco tiempo estuvo como aya de los hijos del archiduque Federico, tío del actual novio. Parece que este amor ha sido lo que los franceses llaman el coup de foudre.
Y el artículo sigue…
En cuanto al príncipe vio a la condesa, enamorándose de ella tan perdidamente que no paró, hasta hacer aceptar a la bella institutriz recursos pecuniarios que le permitieran salir de la situación subalterna que había ocupado hasta ahora. Y fue tanta la adoración que concibió el príncipe por la linda condesa que se asegura que, sin darse a razones, sin escuchar los consejos que le han dado los que esperaban de su inteligencia y energía largos días de prosperidad para la monarquía autrohúngara, está decidido a casarse, aun cuando haya que renunciar a una de las coronas más brillantes del mundo, a regir un imperio que es de los más fuertes y antiguos que existen en el viejo continente.
Desde que trascendió la noticia a los periódicos se han suscitado numerosas polémicas para saber si ese matrimonio morganático obliga al príncipe a renunciar a sus derechos sobre la corona imperial y real. Después de bien debatido el asunto, resulta que esa renuncia no es necesaria en Austria. En esta parte del Imperio puede reinar un príncipe que tenga esposa morganática; lo que hay, es que los hijos que nacen de esa unión no pueden ceñir la corona. En Hungría, ni esa limitación existe. Los hijos del archiduque Francisco Fernando y de la condesa Chotek podrían reinar sin ningún inconveniente y ceñir la corona de San Esteban…»
Comidilla aristocrática de la época
Queda claro que esa relación no pasó desapercibida entre la aristocracia europea. Y menos por la prensa del momento.
Qué es un matrimonio morganático
Pero ¿qué es un matrimonio morganático? Pues es un tipo de matrimonio cuyo ejemplo podríamos buscar actualmente en todas las cortes europeas, pero que la adaptación de las viejas costumbres a los nuevos tiempos ha hecho que entrase, ya hace tiempo, en proceso de extinción.
Para entender el significado de un matrimonio morganático tenemos que viajar en el tiempo y centrarnos en el contexto de la realeza. Una vez ahí, comprenderemos que el término se engloba entre las convenciones sociales y culturales propias del Antiguo Régimen, cuyo objetivo era mantener la equivalencia del estatus social entre los miembros pertenecientes a las diferentes dinastías reales europeas. De ahí que muchos matrimonios fuesen concertados por motivos dinásticos o políticos.
Era una unión matrimonial entre dos personas de rango social desigual que, tras su celebración, impedía que los títulos, privilegios y propiedades del contrayente de mayor rango pasasen al contrayente de menor rango, así como a los descendientes que pudiesen nacer de esa unión, que no por ello dejaban de ser considerados hijos legítimos de ambos cónyuges.
Este tipo de matrimonio podía darse entre un miembro de la realeza y uno de la aristocracia, o entre un noble y un plebeyo. Tenía sus raíces en el derecho germánico, desde el que pasó al resto de países.
En la iglesia católica, la liturgia de la celebración era como la de cualquier otro matrimonio. Solo había un detalle en el ceremonial que lo hacía diferente. Durante la celebración, el novio debía coger la mano derecha de la novia con su mano izquierda, en lugar de con la derecha. De ahí que en alemán se conociese como “ehe zur linken hand”, algo así como “matrimonio zurdo”.
El Almanaque de Gotha
Un instrumento fundamental para determinar si un matrimonio debía tener o no carácter morganático era el Almanaque de Gotha (Gothaische Hofkalender o Almanach de Gotha).
El almanaque era un conjunto de libros que recogían datos relacionados con las casas reales, la alta nobleza -se excluía a la pequeña nobleza-, la aristocracia y la diplomacia europea, y que a lo largo de casi dos siglos fue el «directorio» que permitía conocer, de manera más fiable, identidades y parentescos. Que un apellido apareciese en la publicación era todo un reconocimiento explícito del carácter nobiliario de una familia.
El nombre de Gotha, evidentemente, era el de la ciudad alemana en donde se publicaba.
Aunque actualmente, como he comentado, ya ha desaparecido la costumbre de celebrar matrimonios morganáticos, a lo largo de la historia han habido algunos muy conocidos, aparte del que nos ocupa. Por nombrar algunos, está el de Luis XIV con Madame de Maintenon, el de Napoleón I con Josefina de Beauharnais y, el que le costó el trono a Eduardo VIII del Reino Unido por su matrimonio con Wallis Simpson.
En resumen, queda claro que el matrimonio morganático entre el archiduque Francisco Fernando y la condesa Sofía fue uno de los más mediáticos de la época moderna. Un verdadero cuento de hadas que se convirtió en todo un asunto de estado.
El archiduque Francisco Fernando y la condesa Sofia Chotek
La futura duquesa, nacida Žofie Marie Josefína Albína hraběnka Chotková z Chotkova a Vojnína (nombre original en checo), a pesar de que provenía de una prominente familia de la aristocracia bohemia, no guardaba ningún parentesco con la Casa de los Habsburgo, ni con otra dinastía reinante en Europa, lo que motivó que el emperador Francisco José I se opusiese rotundamente al matrimonio.
La intercesión de destacadas figuras políticas de la época, como el emperador Guillermo II de Alemania y el zar Nicolás II de Rusia, así como el Papa León XIII, que veían la unión como una solución para estabilizar la monarquía, consiguió que Francisco José I cediera.
Exclusión de la línea de sucesión al trono, pero con título nobiliario
El matrimonio se celebró estableciendo que la condesa Sofia no podría compartir ni el rango de su esposo, ni la precedencia, ni el título. No estaría autorizada a acompañarle en el carruaje real. Ni podría ocupar el asiento de su lado en el palco real.
Tras el enlace, el emperador decidió otorgarle el título de princesa de Hohenberg por derecho propio, con el tratamiento de «Su gracia principesca». Un tratamiento protocolario que cinco años más tarde se elevó al de «Su alteza serenísima», y que pasaría a sus descendientes.
Sofía nunca podría llegar a ser emperatriz, y sus futuros descendientes quedarían excluidos automáticamente de la línea de sucesión al trono. Pero llevarían su apellido y se les otorgaría el mismo rango protocolario que a la princesa de Hohenberg.
En 1909, el emperador otorgó a Sofía al título de duquesa de Hohenberg, con el tratamiento de «Alteza». Aunque este último reconocimiento lo hizo ad personam, por lo que se extinguió en 1914, tras el magnicidio de Sarajevo.
Años más tarde, el emperador Carlos de Austria (heredero del emperador Francisco José) rehabilitó el ducado de Hohenberg, y se lo concedió al hijo mayor del matrimonio, transformándolo en un ducado de carácter hereditario, por primogenitura en la línea masculina.
Nota de la autora
Lugares de memoria
El final de la pareja es de sobras conocido. Tras su asesinato en Sarajevo, los restos del archiduque y de la duquesa se trasladaron a Viena donde se celebraron los funerales, según se puede leer en el artículo que publicó La Vanguardia, edición del martes, 30 de junio de 1914.
El castillo de Artstetten
Los cuerpos reposan en el castillo de Artstetten, antiguo lugar de vacaciones estivales de los miembros de la Casa Imperial de los Habsburgo, y que es propiedad de los descendientes del matrimonio asesinado.
En el castillo, además del mausoleo, hay un museo dedicado a su memoria.
El museo de historia militar de Viena
Otro lugar en donde se guarda la memoria de la pareja y de su triste final es en el Heeresgeschichtliches Museum, museo de historia militar de Viena, donde se exhibe el uniforme que vestía el archiduque en el momento de su asesinato y el coche descapotable en el que viajaba la pareja por la ciudad bosnia: Das Attentat von Sarajevo: 28. Juni 1914.
El Franz Ferdinand Boutique Hostel en Sarajevo
Y por último, en Sarajevo, además de los lugares en donde ocurrió el magnicidio, que son destino obligado para los curiosos del tema, puedes hospedarte en el Franz Ferdinand Boutique Hostel. Un hotel temático que gira en torno a los personajes y los hechos ocurridos antes, durante y después del magnicidio…
¡Habrá que tenerlo en cuenta cuando prepare una futura visita a la capital bosnia!
Descendientes de matrimonios morganáticos
Y ya para finalizar, volviendo al tema de los matrimonios morganáticos, aunque la principal finalidad de su celebración era mantener alejada a la pequeña aristocracia de las líneas de sucesión a los tronos europeos, también se pueden encontrar algunos ejemplos de descendientes de matrimonios morganáticos que llegaron a reinar, ya sea por derecho propio, como por convertirse en consortes reconocidos.
Por un lado está el caso de Alejandro I de Bulgaria, Victoria Eugenia de España, Luisa de Suecia o el anterior duque de Edimburgo. Todos ellos descendientes del matrimonio morganático entre el Príncipe Alejandro de Hesse Darmstadt y la condesa germano-polaca Julia von Hauke, que fue nombrada Princesa de Battenberg, y cuyo título y apellido pasó a sus descendientes.
Por el otro, la historia de la reina Maria de Teck, consorte del rey George V del Reino Unido, y descendiente del matrimonio morganático entre el duque Alexander de Württemberg y la condesa húngara Claudine Rhédey de Kis-Rhéde, quien tras su matrimonio morganático recibió el título de condesa de Hohenstein, y a cuyos descendientes se les otorgaron los títulos de duques y princesas de Teck.
Pero todo eso ya es parte de la historia. En la actualidad si hacemos un rápido repaso por todas las cortes europeas, todos los matrimonios reales se han adaptado plenamente a las costumbres actuales, por lo que periodistas, economistas, abogados y hasta profesores de gimnasio, han entrado a formar parte de las casas reales con plenos derechos, tanto respecto a los títulos y tratamientos de sus consortes, como a las precedencias protocolarias.
Nota: Artículo revisado y actualizado, publicado inicialmente el 5 de julio de 2014.
Para saber más:
Almanach de Saxe Gotha
La casa ducal de Hohenberg
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