Hablar con Teresa Graupera sobre la historia de su negocio familiar, Casa Graupera, es de lo más atrayente. A pesar de su formación como diseñadora, es un genio del arte de la confitería artesanal. Pero artesanal de verdad…
A Teresa Graupera la conocí hace unas semanas en un encuentro que celebraron en la Fábrica Moritz de Barcelona para dar a conocer una parte de las excelencias gastronómicas con que cuentan en su extensa carta de especialidades. Unas especialidades entre las que destacan los barquillos, que nosotros llamamos neulas, y que es un postre milenario de gran tradición por estas tierras.
Tras una entretenida conversación, mientras iba elaborando neula tras neula, le dije que en breve me pasaría por “su cuartel general” de Mataró, para conocer algo más sobre la historia de ese negocio ya centenario. Y ahí que me fui hace unos días.
Casa Graupera
La tienda física de Casa Graupera está situada en el caso antiguo de la capital del Maresme, donde vive y trabaja parte de la familia, y se encuentra a escasos metros del lugar en donde su bisabuelo se inició en el negocio de la confitería, allá por 1895, cuando abrió una tienda de ultramarinos donde había un poco de todo.
De hecho, inicialmente, empezaron a elaborar neulas frente a la puerta de la tienda, a modo de reclamo para atraer a los posibles clientes que pasaban por allí. Dicen que la vista y el olfato son los grandes aliados de la gastronomía, por lo que esas primeras neulas, que se vendían por unidades, eran de canela, limón y vainilla, tres aromas de lo más sugerente… Entre los muchos detalles históricos que están expuestos en la tienda, se conserva una bolsa de papel de las que se usaban para envolver las neulas y entregarlas a los clientes.
Artis-manus o arte con las manos
Según nos explica la Teresa, uno de los valores de la empresa Graupera es haber sabido trasmitir de padres a hijos el amor por un oficio tradicional, consiguiendo la implicación de hasta cuatro generaciones. Con la premisa de trabajar siempre con productos de primera calidad y de manera artesanal 100%, es decir a mano, no como artesanos “industrializados” que llevan a la práctica recetas tradicionales a través de procesos donde la maquinaria juega un papel fundamental. De hecho, la palabra “artesanía” procede del término latino “artis-manus”, que significa “arte con las manos”, por lo que su uso en la actualidad está algo profanado.
El origen de las neulas
A la pregunta sobre el origen de las neulas y el inicio de su consumo, Teresa nos explica que nos tenemos que remontar a… ¡puff!, muchísimos siglos atrás; allá por la Edad Media. También nos comenta que eran bastante diferentes a las que conocemos hoy en día. De hecho eran planas, sin azúcar y algo especiadas.
Si la curiosidad te puede y quieres probarlas, en Casa Graupera te ofrecen la posibilidad de poder hacerlo, ya que entre la extensa variedad de productos que ofrecen, tienen unas elaboradas y presentadas a la manera primitiva, es decir, sin azúcar y sin enrollar.
Además, a vueltas con las neulas medievales, nos explican la antigua tradición de entrelazarlas formando guirnaldas, para decorar los templos en Navidad -cosa que no sabía- y que desde hace unos años han recuperado en la iglesia de Sant Cebrià de Vallalta, por lo que nos recomiendan que nos escapemos hasta allí durante las próximas fiestas.
Otras «joyas» artesanas de Casa Graupera
Además de las neulas en forma de oblea, canutillo, abanico o cubano, envasadas en paquetes o a granel, uno de sus productos estrella son las joyas gastronómicas. Una exquisitez comparable a un “bombón crujiente”, en las que el recubrimiento (hecho con pasta de neula) adopta diferentes formas, y está relleno de chocolate con diferentes acompañamientos, como la fruta, el yogurt o los frutos secos. Actualmente tienen hasta veinticinco variedades diferentes, a cada cual más golosa, entre las que me llamó especialmente la atención las rellenas de fresas del Maresme con yogurt y chocolate blanco, creadas especialmente para la campaña “Posa el Maresme al plat”.
Aficionada desde siempre al dibujo y a la escultura, la Teresa nunca ha dudado en dejar volar la imaginación, deformando y construyendo formas diferentes a las tradicionales de las neulas, lo que ha dado origen a estas suculentas «joyas».
Empoderamiento femenino en la cuarta generación Graupera
En la actualidad, la cuarta generación de Graupera está formada por cuatro mujeres. Todas ellas vanguardistas, trabajadoras y creativas, que han apostado por la innovación y la adecuación de sus productos a los gustos más actuales. El obrador lo han convertido en un verdadero laboratorio de pruebas, donde se idea, se pasta, se comenta y se crea, y cuyo resultado es la mejora constante de la fórmula tradicional.
En Casa Graupera queda corroborada la teoría de que la tradición de pasar, de generación en generación, las fórmulas centenarias no es incompatible con la creatividad y la innovación, sin que se pierda el espíritu de antaño.
Y ahora, newlas saladas
Como explicaba al principio, el motivo por el que conocí a Teresa fue el evento que celebraron en la Fábrica Moritz, donde se presentaba una de las novedades por las que han apostado en su constante esfuerzo por innovar.
Esta vez se trata de las Newlas saladas… Sí, sí Newlas saladas, ideales para consumir como aperitivo o como acompañamiento de quesos, patés y embutidos acompañadas de vermut o cerveza, y que representan toda una apuesta por desestacionalizar el producto, y promover su consumo a lo largo de todo el año.
Delicias artesanales km 0 de verdad
La historia de Casa Graupera es uno de los ejemplos del buen hacer de los pequeños artesanos, como exponente de la riqueza económica y social que a lo largo de la historia han aportado a nuestro país. Creando productos finales individualizados, de buena calidad y con características diferenciales, respecto a la producción masiva de las industrias mecanizadas con el sello ficticio de “artesanal”.
Actualmente, que está tan de moda el concepto de consumo colaborativo, donde priman los productos de proximidad, la alta calidad y la venta directa de los productores, tenemos en los obradores artesanos de los pueblos y ciudades nuestros grandes aliados, y de nosotros depende que puedan seguir funcionando. Casa Graupera es un muy buen ejemplo, que en casa ya nos tiene el corazón robado.
Casa Graupera
Sant Simó, 5
Mataró