Aunque es uno de mis lugares preferidos para ir a curiosear y pasear, le he prestado tanto tiempo a hablar exclusivamente de lo que nos ofrece Barcelona ciudad, que hasta ahora no me lo había planteado como un posible tema para escribir un post. De hecho, buscando por internet encontrarás tanta información al respecto, que poco más puedo añadir que explicaros un poco mi experiencia.
Para los que tenemos más de cuarenta y muchos, seguro que nos da un respingo el corazón oír nombrar el Chic Sant Cugat, aquella disco que a mediados de los ochenta rompió esquemas incorporando una piscina y un espacio exterior a la zona de baile, y donde pasé muchas tardes de domingo y festivos. Pues bien, justo al lado del lugar que ocupó esa añorada discoteca de mi juventud, encontramos uno de los mercados permanentes, más curiosos e interesantes de las cercanías de Barcelona.
Se trata de Mercantic, un mercado de compra-venta de muebles y objetos vintage, que se ha convertido en todo un icono en su género.
Para los que no lo conocían, o que no habían oído hablar de él, el pasado mes de febrero Mercantic saltó a los medios de comunicación por una buena y una mala noticia.
La buena noticia anunciaba que tras el cierre de la emblemática Llibrería Canuda de Barcelona a finales de 2013, el artífice de la creación y propietario de Mercantic, Octavi Barnils, apostó por ampliar la oferta cultural de Sant Cugat del Vallès, a la vez que ayudaría a mantener vivo el espíritu de la Canuda, adquiriendo una buena parte de su fondo. Vale la pena recordar que la Llibería Canuda fue un lugar emblemático de la cultura de Barcelona desde 1931, y que Carlos Ruiz Zafón consiguió que los lectores de su “Sombra del Viento” la transformásemos imaginativamente en el “Cementerio de los libros olvidados”.
La mala noticia fue que, tal y como podría haber ocurrido en cualquier historia de ficción, la noche del 15 de febrero uno de los almacenes a los que se había trasladado el grueso de los ejemplares para su clasificación, ardió de manera virulenta, con la consiguiente pérdida de unos siete mil ejemplares. No obstante, dentro de la desgracia, solo fue una parte de un total de 50.000, ya que el resto se pudo mantener milagrosamente a salvo de las llamas.
Mercantic y la familia Barnils
Hablar de Mercantic, comporta hablar de la familia Barnils, una conocida saga de Sant Cugat que comenzó con el matrimonio formado por Rosa Solá y Ramon Barnils y sus cuatro hijos: Jaume, Josep, Matilde y Rafel. Josep Barnils i Solà, padre de Octavi, fue alcalde de Sant Cugat desde 1960 hasta 1975.
De joven emigró de polizón a África, en donde ahorró algún dinero, se casó y tuvo a su primer hijo, Sergi Barnils, pintor de reconocimiento internacional. De otra rama de la familia Barnils, creada por Jaume Barnils i Solà, nació Ramon Barnils, que se dedicaría al periodismo y que ha pasado a la historia de la ciudad por su estilo directo y “sin pelos en la lengua”.
Mercantic nació en 1992, como resultado de un proyecto ideado por Octavi Barnils, dedicado a la compra-venta de muebles, objetos antiguos y curiosidades, que basó en la Feria que se celebra habitualmente en el pueblo provenzal de Isle-sur-la-Sorgue, a la que anualmente acuden compradores de toda Europa y del otro lado del Atlántico.
El mercado ocupa una antigua fábrica de cerámica, propiedad de la familia, que fundó su padre en 1955 tras su regreso de Guinea Ecuatorial. Todavía se pueden distinguir los antiguos hornos, que se han integrado a la nueva distribución del edificio, y que dejan constancia del pasado fabril del lugar.
El espacio ocupa una extensión de 10.000 metros cuadrados, y se divide en diferentes espacios, donde se pueden encontrar los objetos más variopintos. Dicen que debido a la gran variedad de artículos que se venden en Mercantic, a lo largo de los años diferentes productoras de cine y de televisión los han utilizado como attrezzo, como es el caso de la productora de Pedro Almodóvar para el rodaje de la película “La Mala Educación”.
El mercado interior, en donde están la mayoría de establecimientos, abre de martes a sábado, mañana y tarde, y los domingos solo por la mañana. Los sábados por la mañana tiene lugar la subasta pública de lotes.
Cada domingo se celebra lo que se conoce como Mercat, y que consiste en la apertura de los barracones de madera que hay situados en la parte exterior del recinto, al que se le unen otros comerciantes que exponen sus productos a pie de camión. Y el primer domingo de cada mes tiene lugar la Vintage Fest, donde los particulares pueden poner a la venta artículos procedentes de vaciados de casas, pisos u oficinas.
Para poder participar como vendedor es necesario reservar un espacio de máximo 9 metros cuadrados por 30€, importe que se reduce a 20€ si se abona diez días antes de la fecha. Los puestos se ubican en la Avenida Graells y en el patio de acceso al Mercantic.
La apuesta gastronómica en Mercantic
El mercado, como no podía ser menos, cuenta con diferentes espacios dedicados a la gastronomía, en donde se puede desayunar, comer, merendar, cenar las noches del viernes y el sábado o tomar un vermut el fin de semana. En el patio exterior está El Xiringuito, y en la zona del mercado interior hay una sala de 700 metros cuadrados, Casa Amparito, que se puede alquilar para celebraciones o exposiciones.
Pero el lugar que sin lugar a dudas no deja indiferente a ninguno de los que lo visitan es El Siglo, una sala situada en un almacén anexo que abrió en 2006 como librería y que actualmente dispone de una zona de bar con escenario, donde cada fin de semana se ofrecen conciertos de música en vivo, y que se ha convertido en todo un referente para tomar un vermut dominical. Dispone de un fondo de unos 10.000 libros, antiguos y modernos, de todas las temáticas, que se pueden leer y comprar.
Aunque no debería tomar partido por ninguna de las diferentes tiendas, ya que todas tienen su especial encanto, la verdad es que cada vez que voy por allá no puedo dejar de visitar el outlet de El Mercader de Venecia, cuya tienda oficial está en la calle Granada del Penedés de Barcelona, y que personalmente encuentro irresistible, ya que te permite encontrar más de una ganga para incluir en casa cual decoradora profesional.
A modo de anécdota, y ya para finalizar, uno de los mejores comentarios que he oído paseando entre muebles expuestos fue el de una señora, ya entrada en los ochenta, que no entendía cómo podían vender muebles tan mal pintados, mientras observaba una cajonera magníficamente ¡decapé!
Para saber más:
Mercantic
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