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HELSINGØR, HELSINGBORG, HAN Y HAMLET

“Querido Hamlet, abandona ya este luto y mira como a un amigo al rey de Dinamarca. No bajes siempre los ojos al suelo para buscar en el polvo a tu noble padre; tú sabes que la suerte común de todo cuanto vive es morir, y pasar de la naturaleza a la eternidad”. Acto Primero. Escena 1. Hamlet.

Escribir sobre Helsingør nos obliga a mencionar a William Shakespeare. Aunque seguro que no le descubro nada nuevo a nadie, la trama de Hamlet se desarrolla en esa ciudad portuaria de Dinamarca, en donde habitaba el príncipe danés. 

Helsingør y el castillo de Hamlet
El castillo de Kronbor es donde Shakespeare situó el desarrollo de la trama de Hamlet

Como fan absoluta de las obras de ese dramaturgo inglés, la visita a Helsingør es casi una obligación cuando viajas a Copenhague y dispones de tiempo. Tanto por la distancia desde la capital (alrededor de 50 km), como por la facilidad con la que puedes llegar en transporte público, una escapada de ida y vuelta en un día es más que posible. De hecho, desde hace unos años, Helsingør está considerada ciudad satélite de la capital, lo que certifica la proximidad entre ambas.

Y, por supuesto, si vas hasta Helsingør, no olvides llegarte hasta su hermana gemela sueca, Helsingborg. Situada en la otra orilla del Estrecho de Øresund, está solo a cuatro kilómetros. Distancia que se salva en menos de media hora, viajando en alguno de los múltiples ferries que conectan ambas orillas.

En tren hacia Helsingør

La manera más cómoda y rápida para llegar a Helsingør desde la capital es por tren, que une ambas ciudades desde mediados del siglo XIX. La primera línea fue la Nordbanen, operativa desde 1864, y la segunda la Kystbanen o línea de la costa, que funciona desde 1897.

Vete a la Estación Central de Copenhague (popularmente conocida como København H), y súbete a algunos de los múltiples trenes regionales que circulan a lo largo del día entre ambas ciudades. Un trayecto que te permitirá llegar hasta tu destino en poco tiempo, para recorrer la ciudad y regresar antes de que finalice el día.

Nos situamos en el mapa de la historia

Para saber desde cuándo existe Helsingør hay que viajar hasta las primeras décadas del siglo XIII, cuando aparece un primer documento que menciona el nombre de Hælsingør. Nombre que, según explican los historiadores, deriva del que recibían los habitantes de esa zona de Escandinavia, Helsing. Que también da nombre a sus vecinos suecos.

Por cierto, como curiosidad, el topónimo Elsinor junto al de Copenhague son los dos únicos nombres de ciudades danesas que existen en lengua castellana. Un nombre latinizado, que Shakespeare usó como Elsinore.

Vamos a Helsingør. ¿Y a Helsingborg?

Evidentemente que si viajas hasta Helsingør, no te resistirás a cruzar el estrecho y llegarte hasta Helsingborg también. Como siempre opino, todo es bonito de ver y de conocer.

Personalmente, después de conocer ambas ciudades me quedo con la ciudad danesa, puestos a elegir. Pero como es fácil cruzar, no hay que dejar de ir a visitarla.

Helsingborg

Quizás el tiempo en el ferry es más interesante que la propia visita a la ciudad sueca. Especialmente por las panorámicas que vas a ir disfrutando de ambos lados del canal, durante la travesía.

De lo que puedo recomendar visitar en Helsingborg (quizás lo único que me llamó la atención) fue el Kärnan. Una antigua torre medieval, que es la única parte que se conserva de la gran fortaleza que controlaba antiguamente el tráfico de barcos y mercaderías, junto a la que hay en la orilla opuesta: el castillo de Kronborg.

A la torre se accede a través de unas escaleras que se encuentran en el centro de Helsingborg, muy cerca del paseo Marítimo. Sube y aprovecha para disfrutar de las panorámicas sobre Helsingborg. De hecho, es una de las pocas cosas a hacer en ese lugar.

Y, aunque no pude llegar a visitarlo por falta de tiempo, me recomendaron que fuese a la cafetería Koppi, famosa porque en 2007 popularizaron el expresso con tónica, una bebida innovadora que sirven con el nombre de Kaffe & Tonic y que, con el paso de los años, se ha acabado convirtiendo en una de las más famosas de su carta.

Helsingør

Y tras la visita exprés a Helsingborg regresó hacia la orilla danesa, donde sí que voy a tomarme mi tiempo para pasear por la ciudad, e intentar acercarme a los principales lugares que me han recomendado. Esta vez, con la sombra de Hamlet siguiendo mis pasos.

Panorámicas del castillo de Kronborg desde uno de los ferries que unen Helsingør con Helsingborg

La mayor parte de los lugares a visitar en Helsingør están alrededor de la zona del puerto, pero ello no te ha de impedir que te acerques hasta el núcleo de su casco antiguo y te des un paseo sin primas por sus encantadoras callejuelas, repletas de casas de colores vivos y entramado de madera, tradicionales de los siglos XVII y XVIII.

Después de disfrutar de ese reposado paseo, vete hacia el puerto y sumérgete en el listado de lugares recomendados que hay que visitar en la ciudad.

El castillo de Kronborg | Kronborg slot

El aspecto actual del castillo de Kronborg -es decir, «el castillo de Hamlet«- es el resultado de una reconstrucción del siglo XVI, que se hizo sobre una fortaleza que ya existía anteriormente.

Está considerado como uno de los castillos renacentistas más importantes del norte de Europa. Y su situación estratégica lo ha convertido en testigo de la mayoría de los enfrentamientos bélicos que se han producido en suelo danés a lo largo de su historia. Desde las guerras contra Suecia, hasta durante la II Guerra Mundial.

La visita a los exteriores del castillo ya es interesante, pero si dispones de tiempo suficiente, no dejes de acceder a su interior. Eso sí, no esperes encontrar a Hamlet.

Exterior del castillo de Kronborg

El Museo Marítimo Nacional | M/S Museet for Søfart

Es un museo espectacular, no solo por su fondo expositivo sobre la historia marítima de Dinamarca (evidentemente si te interesa el tema), sino por el edificio que lo acoge.

Para su construcción se aprovechó el espacio de unos antiguos diques secos de los astilleros. Y está excavado bajo el nivel del suelo, con la finalidad de que el edificio no interfiriese en la visión del castillo de Kronborg, que es visible desde cualquier lugar de Helsingør.

Hasta que se trasladó a las nuevas instalaciones, el museo estuvo ubicado en el mismo castillo de Kronborg.

Interior from the museum at Kronborg in 1920. Painting by Christian Tilemann-Petersen. Foto: Wikipedia Commons. Dominio Público

El monasterio de los Carmelitas | Karmeliterklostret

El monasterio de los Carmelitas, también conocido como el priorato de Nuestra Señora (Vor Frue Kloster) data del siglo XV, y está considerado el complejo monástico gótico mejor conservado de toda Escandinavia.

Inicialmente fue un monasterio católico, de la Orden de los Carmelitas. Y, aunque empezó manteniéndose de las donaciones de los feligreses, llegó a tener tantas propiedades donadas en toda la zona de Selandia, que acabó convirtiéndose en la sede central de la congregación en Dinamarca.

Como se puede ver en las edificaciones que todavía se conservan, se construyeron con ladrillo rojo, dado que es el material típico de la zona.

El Priorato como tal desapareció a raiz de la Reforma, pero los edificios se mantuvieron en pie y se les acabaron dando diferentes funcionales como: granero, establo, escuela y hospital. Incluso llegó a funcionar como hospicio para mujeres solteras.

Por su parte, la iglesia se convirtió en el centro de reuniones de feligreses extranjeros, especialmente alemanes procedentes de ciudades de la Liga Hanseática. De ahí, que todavía hoy se pueden leer muchas inscripciones en esa lengua, ya que los sermones en alemán se intercalaron con los que se daban en lengua danesa.

Como no caí en hacer ninguna foto, os enlazo este video de youtube. Está en danés, pero sirve perfectamente para hacerse una idea de la riqueza del lugar.

La catedral de San Olaf | Sankt Olai Kirke

La iglesia de San Olaf es la catedral luterana de Helsingør. Data del siglo XIII, ya que tiene sus orígenes en una pequeña iglesia rural de estilo románico.

El edificio actual de ladrillo se construyó en el siglo XVI. Y, explican, que el campanario estaba coronado con un chapitel tan delgado, que acabó cayendo al suelo. Incluso se le conocía con su propio nombre: la doncella de Elsinor (Helsingørs Jomfru).

El sirenito

Han (¨Él¨), popularmente conocido como “el sirenito”, es la figura de un hombre desnudo con las piernas enlazadas (no en cola de pez), reclinado sobre una roca y apoyado en una de sus manos. Una escultura de acero pulido que, sin lugar a dudas, te obliga a realizar un paralelismo con “la sirenita” de Copenhague.

A diferencia del personaje del cuento de H.C. Andersen que hay en la capital danesa, Han es humano y no un ser mitológico.

Si tienes paciencia, y puedes quedarte unos minutos a observar su cara fijamente, te sorprenderá su ligero parpadeo. Es un curioso detalle que se produce por un mecanismo interno con temporizador que idearon sus creadores.

La respuesta a una duda

Y antes de finalizar el relato de mi escapada a Helsingør, dos preguntas que me estuve haciendo durante toda la visita: ¿por qué Shakespeare eligió Helsingør como escenario de su obra? ¿Y por qué Hamlet era danés?

Edición de Hamlet de 1605. Foto: Wikipedia Commons. Dominio Público

Según explican, la figura del príncipe danés no surgió de la imaginación de William Shakespeare, sino de un mito que ya existía en ese país alrededor del año 1200, sobre la que ya escribió anteriormente otro escritor danés.

Parece ser que el escritor francés François de Belleforest fue quien, en un texto del siglo XVI titulado “Les Histoires Tragiques«, recogió la historia de ese príncipe (al que llamó Amleth), y de la venganza que llevó a cabo tras el asesinato de su padre a manos de su tío, quien acabó casándose con Geruthe, madre de Amleth, una vez se quedó viuda. ¿A alguien le suena ese argumento?

Pues bien, siguiendo con las respuestas a mis preguntas, el investigador británico John Casson parece ser que descubrió un ejemplar de ese libro con anotaciones al margen, manuscritas por el propio Shakespeare (libro que se conserva en la British Library), y que dejaría una pista muy seria sobre: de dónde le vino la inspiración al escritor inglés para escribir la historia de Hamlet y situarla en Dinamarca.

Lo único que parece ser atribuible a la originalidad Shakespeare, sin ponerlo en duda, es que fue él quien eligió el castillo de Kronborg como escenario de la historia.

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