#GAUDÍFOCICENDRES | Es evidente que cualquier exposición que se organice bajo la temática “Gaudí” es todo un incentivo para ir a visitarla. Pero si además la exposición se ha ideado a partir de la reinterpretación de su mito, todavía la hace más atrayente.
En este caso ha sido la exposición «Gaudí», [presentada con el hashtag #GaudíFociCendres], y que ha organizado el MNAC en colaboración con el Musée d’Orsay de París, en donde podrá verse del 14 de marzo hasta el 17 de julio, cuando cierre sus puertas en Barcelona.
Una exposición que, tal y como nos recomiendan, hay que verla de manera divertida y abierta.
La exposición, que se ha planteado como un ejercicio de deconstrucción del mito Gaudí, nos presenta a un gran arquitecto que supo plasmar perfectamente en sus obras el momento histórico en que vivió, y que participó en la construcción de Barcelona cuando todo estaba por hacer.A través de más de 650 artículos entre obras de arte, piezas arquitectónicas, de diseño, mobiliario, documentación, planos, postales y fotografías, nos presenta a un Antoni Gaudí que pisaba de pies a tierra, y que se corresponde poco o nada con el que los años ha acabado convirtiendo en una marca.
La exposición deja a un lado las obras en sí, para centrarse en el arquitecto, en su verdadera personalidad, en su capacidad y preparación técnica, así como en su participación en la transformación urbana de Barcelona a principios del siglo XX, época donde predominaban las grandes fortunas burguesas y las luchas proletarias y anarquistas.
#GaudíFociCendres: El resultado de unos años de intensa investigación
Partiendo del importante fondo que el MNAC tiene en su exposición permanente dedicada al modernismo, hace unos años el museo se planteó la idea de afrontar una revisión de la figura de Gaudí que sofisticase el relato con el que lo habían presentado hasta el momento, mediante el diseño y montaje de una exposición temporal.
Los primeros pasos que se llevaron a cabo fue la evaluación del costo económico que supondría realizar el estudio y la posterior puesta en escena, lo que ofreció unos resultados un tanto decepcionantes, por el alto costo que se contempló.
Sin embargo, el interés que demostró un museo tan emblemático como el Musée d’Orsay de Paris en colaborar, así como la valoración de su rendimiento futuro tras la reordenación de las piezas en el MNAC, fueron dos incentivos suficientemente sólidos para ponerse manos a la obra.
Uno de los principales motivos del interés demostrado por el Musée d’Orsay ha sido llevar a Gaudí de nuevo a la capital francesa, como ya se hizo en 1910, pero esta vez por la puerta grande, dejando atrás los malos recuerdos de aquella primera muestra, que no despertó el más mínimo interés ni por el público en general, ni por el propio Gaudí.
El resultado ha sido tan sumamente satisfactorio que permitirá que el trabajo sobreviva a la temporalidad del proyecto y que, una vez las piezas regresen de París, dejen de exponerse en la colección permanente como un conjunto de piezas sueltas inconexas, y se sometan a una reordenación bajo una perspectiva totalmente renovada, en base a un relato temático que las interrelacione entre si.Un incentivo, tanto para el futuro del museo como para el público interesado por este ámbito artístico, que seguro ayudará a aumentar las visitas.
Una exposición pensada para el publico local
“La dependencia que tiene Barcelona de Gaudí es tan enorme que cuesta valorarla”. Una afirmación que confirma que sin Gaudí, Barcelona sería otra ciudad.
Los que hemos nacido aquí, desde pequeños hemos vivido rodeados de Gaudí y hemos asumido sus obras como algo natural que forma parte de Barcelona. La proximidad a su obra ha hecho que nunca nos planteemos otra manera de verlo, más allá de la que siempre nos han mostrado.
De ahí que en #GaudíFociCendres se hayan dejado de lado los aspectos de Gaudí que ya conocemos, como son sus edificios o sus sistemas constructivos, y se haya afrontado la revisión de su figura dejando atrás su imagen fabricada de personaje místico y mitificado.El porqué del relato de los tópicos alrededor de Gaudí
Tal y como nos explican, la consideración y el interés globalizados que se tiene hacia Antoni Gaudí son relativamente nuevos, ya que se iniciaron con la celebración del Año Gaudí en el 2002, momento en que se le introdujo en el mundo del turismo y que acabó con la creación de la marca «Gaudí».
Hasta que no se abrió la Pedrera al público en 1996, nadie antes se había planteado la idea de que una casa de vecinos de la ciudad -por curiosa que fuese- pudiese acabar convirtiéndose en uno de los reclamos turísticos de la ciudad, y que pasase a ser vista más que como una casa, como un monumento.
A modo de ejemplo, en un breve espacio de tiempo, la Pedrera pasó de recibir 30.000 visitas anuales a un millón. Ante un crecimiento exponencial tan brutal, se tuvo que simplificar el discurso sobre el arquitecto y sobre su obra (temas puramente técnicos), y hacerlo más fácil de entender al creciente número de personas interesadas por él, que venían de todas partes del mundo.
De ahí que se optase por vender la idea generalizada que giraba en torno a su sencillez como persona, a su religiosidad, a su fuerte identidad catalana y a un trágico final, que sumado a su superioridad intelectual (era alguien que estaba fuera de su época) consolidase el mito que nació tras su muerte. En definitiva, «se le subió a los altares».
Gaudí fue la mejor representación de su época
Gracias al estudio realizado, queda claro que quien mejor representa su época es él. No hay nada más contemporáneo que Gaudí.
Vive en una Barcelona burguesa e industrial que huele a dinero, mientras que las revueltas anarquistas están a la orden del día. Tal y como recuerdan en la exposición esa violencia latente queda reflejada en sus obras, como es la de la escultura del diablo tentando a un joven, ubicada en el Portal del Roser de la Sagrada Familia, en la que aparece una bomba Orsini como la que se empleó en el atentado del Liceu en 1893.
Está implicado en estrategias políticas, urbanas y en la transformación de una ciudad, en la que todo está por hacer. Con el incentivo de conseguir que los más ricos sucumbiesen a sus gustos excéntricos, marcados por las tendencias y las preferencias arquitectónicas y decorativas del momento.
La perfección técnica de sus obras y la capacidad de captar toda una época, dejándose llevar por la propia historia de Barcelona, son las que realmente han permitido que perviva en el tiempo, más allá del mito y de la locura del genio.
El fin de los tópicos sobre Gaudí
En #GaudíFociCendres se afirma que los mitos son revisables y, los estudios previos realizados permiten justificar cómo se puede poner fin a los principales tópicos creados alrededor de Gaudí.
En primer lugar no era ningún iluminado, sino un arquitecto con una solida formación técnica.
En segundo lugar no era un individuo aislado. Conocía perfectamente toda la tradición artística anterior a su época, conocimiento que le permitió sumarse a la cadena de creación para producir algo nuevo y mejor, que además daría paso a otras vanguardias posteriores.
Y en tercer y último lugar, Gaudí no vive al margen de lo que ocurre a su alrededor. Está perfectamente al caso de los acontecimientos que se suceden y, a pesar de ser acusado de extravagante, es el arquitecto más buscado por los ricos del momento (en ello entra el mecenazgo de Güell) y por la iglesia católica.
Una exposición que dejará una huella permanente
El próximo día 6 de marzo está previsto que #GaudíFociCendres cierre sus puertas en el MNAC y parta hacia Paris. Pero no podemos dejar de recordar que, a su regreso a Barcelona, buena parte de las piezas expuestas se volverán a incorporar a la colección permanente del MNAC, aunque bajo un nuevo relato, por lo que los incondicionales de la arquitectura y el diseño tendremos una muy buena razón para ir a visitarlo de nuevo.
Museu Nacional d’Art de Catalunya
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