Cuando entras en el vestíbulo de la nueva Sala Beckett un impresionante banco adosado a la pared, tapizado en tela aterciopelada de color rojo pasión, y de forma sinuosa, te atrapa. Con solo verlo, te das cuenta que has entrado en un lugar que no te va a a dejar indiferente.
Samuel Beckett y el teatro del absurdo
Antes de entrar en materia, y por si alguien se pregunta el porqué del nombre de la sala, un breve inciso. La Sala lleva el apellido de Samuel Beckett, un dramaturgo y novelista irlandés, considerado uno de los más importantes representantes del experimentalismo literario del siglo XX, pieza clave del llamado teatro del absurdo. Un tipo de teatro donde manda la incoherencia, el disparate y lo ilógico.
Los comienzos de la Sala Beckett
La Sala nació en 1989, de la mano de José Sanchís Sinisterra, conocido por su labor pedagógica en el campo teatral y especialmente interesado por la dramaturgia contemporánea. Dos inquietudes que han quedado grabadas en la filosofía de trabajo de la Sala Beckett. Desde sus inicios, se ha apostado por divulgar e incentivar esa rama de la dramaturgia, y ha estado abierta a la experimentación, a la interpretación en diferentes idiomas y en el montaje de obras de pequeño formato, con la finalidad de hacerlas mucho más próximas a los espectadores (incluso desde el punto de vista de proximidad física).
Situada inicialmente en la calle Alegre de Dalt, la imposibilidad de ampliar espacios, las limitaciones técnicas y la incapacidad de asumir el precio del alquiler que les impuso el nuevo administrador del local, motivaron que se optase por buscar un nuevo lugar a donde trasladarse.
Con la ayuda del Ajuntament de Barcelona –propietario del nuevo edificio- se consiguió lo que se habían propuesto: disponer de un edificio de dos alturas, a un precio razonable y con un contrato firmado para los próximos diez años.
La antigua cooperativa Pau i Justicia
Con esta iniciativa se han conseguido dos objetivos. El primero que la Sala Beckett pueda continuar adelante con su interesante labor. Y el segundo, que los vecinos de Poblenou hayan conseguido recuperar para el barrio uno de sus edificios emblemáticos, concretamente la antigua Cooperativa Pau i Justicia.
Situado en la esquina de Pere IV con Batista, el edificio data de 1927, aunque la historia de la Cooperativa se inició unos cuantos años antes, en 1895.
Siguiendo el movimiento cooperativista que nació en el marco de la Revolución Industrial, la cooperativa del Poblenou se creó con la finalidad de ayudar a hacer frente a las necesidades económicas, sociales y culturales comunes a todos sus socios, y a proporcionar el mejor precio/calidad en lo referente a los productos de consumo. Convirtiéndose en una verdadera empresa de auto abastecimiento de la clase obrera.
Desde los años 20 hasta los años 80, cuando cerró, llegó a tener hasta 1250 socios y llegó a albergar una escuela, un economato, almacenes, una sala de juntas, un teatro, una biblioteca, una coral, un bar, una cocina y un centro excursionista.
La nueva Sala Beckett
El estado ruinoso y la pérdida de buena parte de los acabados originales de la planta baja -debido a que había alojado una sauna de carácter erótico- han obligado a una cuidadosa intervención para que se pudiese volver a habilitar el edificio.
Los trabajos se han llevado a cabo manteniendo la estética retro del lugar y restaurando los elementos arquitectónicos y decorativos que todavía se conservaban, destacando especialmente la labor en el campo de la carpintería y la pintura. Como nos dijeron: Se ha realizado una intervención de mejora y actualización, pero evitando que se perdiesen los «posibles fantasmas del pasado» que todavía puede que moren por el edificio.
En la visita pudimos recorrer la diversidad de espacios del nuevo edificio, entre los que destacan las dos salas para actuaciones: la sala inferior con 200 localidades y la sala superior con 120 localidades.
Además de los espacios destinados a taquillas y oficinas, cuenta con diversas salas para formación y talleres, salas de trabajo para compañías residentes, así como un espacio destinado a crear un club de autores y autoras, donde se pretende promover el debate entre creadores. También hay un bar-cafetería en vías de finalización-, que se prevé abrir al público en un breve espacio de tiempo.
Convertirse en parte de la Beckett
Con la finalidad de hacer partícipe de las actividades de la Sala al público en general, entre las novedades que se presentan, se ha creado la figura del Dramatis Personae, eligiendo la expresión latina que se utiliza para designar la lista entera de personajes que intervienen en el argumento de una obra de teatro.
Espectadores, alumnos del Obrador, creadores profesionales y vecinos del barrio son el público objetivo de este proyecto, con el que se pretende que a través de un carnet de amigos –que permita disfrutar de precios especiales y actividades exclusivas- también se puedan sugerir títulos, proponer cursos y organizar actividades. En resumen, poder asumir un papel activo en la programación de los espectáculos y las actividades.
La desaparición de Wendy
Y como no podía acabar de otra manera una visita a un espacio dedicado al mundo del teatro, asistimos a la representación de la obra que ahora tienen en cartel. “La desaparició de Wendy” de Josep Maria Benet i Jornet.
Según nos confesaron, la elección de una obra de Benet i Jornet, para inaugurar la nueva temporada, ha sido un homenaje al escritor y un reconocimiento a su labor en pro de la dramaturgia moderna y de la renovación del teatro catalán.
Y respecto a la obra… Una historia que entremezcla el cuento de Peter Pan con el de la Cenicienta, dando como resultado una obra dinámica, enérgica, irónica e incluso absurda. Teatro dentro del teatro.
Sencillamente decir que no hay que intentar entenderla, porque te perderás. Siéntate y disfrútala. Y cuando finalice y se vuelvan a encender las luces, puede que pienses que estabas soñando… Pero esa ya es otra historia.
Sala Beckett | Obrador internacional de dramaturgia
Pere IV, 228-232