Los Jardines de Vil•la Amèlia y Vil•la Cecília son dos lugares magníficos para pasear. Un remanso de paz en el barrio de Sarrià. Tras pasar por el Convento de los Capuchinos, y recordar «la Capuchinada«, hoy toca cruzar la calle que hay frente a nosotros e ir a visitarlos. No obstante, antes de entrar, no podemos dejar de comentar dos curiosidades referentes al lugar en el que nos encontramos, en la confluencia de la Avenida de J.V. Foix, con la calle Eduardo Conde y la calle Cardenal Vives i Tutó.
Plaça de Carmen Tórtola Valencia
Frente a nosotros, y junto a un enorme parterre de césped en forma piramidal que delimita el desnivel de las calles, está la plaza dedicada a Carmen Tórtola Valencia, una sevillana de padre catalán, que vivió alrededor del mundo y murió en Barcelona, y que está enterrada en el Cementerio de PobleNou.
A muchos quizás su nombre no les diga mucho, pero fue una de las bailarinas más famosas de su época, especializada en danzas orientales y llegó a ser comparada con la mismísima Mata Hari. También fue considerada una mujer de gran cultura y una apasionada del coleccionismo, que vivió envuelta en un halo de misterio y excentricidad, con inclinaciones sexuales demasiado libertinas para la época en que le tocó vivir, y que está considerada como una de las pioneras de la liberación de la mujer en este país. Pasó los últimos años de su vida retirada en Sarrià, y de ahí el motivo por el que tiene dedicada una plaza en el barrio. ¡Por cierto!, ¿alguien recuerda a la Maja de Myrurgia? Pues, ya sabéis en quien se inspiró la imagen.
Casa Sastre i Marqués
Siguiendo con el paseo, en la esquina de la calle Cardenal Vives i Tutó con la calle Eduardo Conde está la Casa Sastre i Marqués, una construcción modernista de Puig i Cadafalch de 1905, y que lleva el nombre de su propietario, el farmacéutico que inventó el famoso “Azúcar del Dr. Sastre y Marqués”, muy popular en la Barcelona de aquella época. La construcción, que se caracteriza porque combina ladrillos de obra vista con baldosas cerámicas y esgrafiados, guarda cierto parecido con la que el mismo arquitecto construyó en el Paseo de la Bonanova para el sultán Muley Afid. Uno de los detalles arquitectónicos más conocidos es la glorieta que hay en un ángulo del jardín.
Recordando nuevamente la popular frase que define a Sarrià como un lugar de “torres, torrents, vents i convents”, llegamos frente a la entrada del primero de los dos jardines que os propongo visitar, y que son una buena muestra de aquellas grandes residencias de veraneo que tuvieron en Sarrià importantes familias de la Barcelona burguesa del siglo XIX y principios del XX.
No os voy a explicar nada sobre ninguno de los dos jardines, al pie del post os incluyo algunos enlaces en los que podéis obtener amplia información. Lo que sí que voy a hacer es seguir con las curiosidades, ya que ¿a quién no le apetece saber algo más sobre quienes fueron sus propietarios, y descubrir a esas dos mujeres que les dieron su nombre a cada jardín?
Jardines de Vil·la Cecília
Desde el lugar en el que nos encontramos, al primero de los jardines al que accederemos es el de Vil•la Cecília, que ocupa los terrenos de la finca que fue propiedad del empresario madrileño Eduardo Conde Jiménez y que adquirió en 1909. El nombre de la finca, y que todavía conservan los jardines, está dedicado a su esposa, Cecilia Gómez del Olmo Saavedra, que falleció trágicamente en abril de 1900 tras sufrir un accidente en su residencia del Paseo de Gracia, y a la que se le rindió un sentido homenaje tanto durante el sepelio, como en los funerales, tal y como desprenden las crónicas publicadas en las ediciones de La Vanguardia de la época.
Eduardo Conde nació en Madrid en 1838 y murió en Barcelona en 1914. De pequeño emigró a Cuba con su familia, y fue allí donde conoció a Ricardo Gómez del Olmo (su mentor y futuro suegro) y a Pablo del Puerto, junto a los que fundó los míticos almacenes El Siglo en el año 1881, tras contraer matrimonio y establecerse en Barcelona a su regreso de La Habana.
De todos es sabido que El Siglo fueron los primeros grandes almacenes que se crearon en Barcelona, a imagen de aquellos que ya existían en ciudades como Nueva York o Chicago, y que Conde había visitado en más de una ocasión mientras estuvo en América. Fue una empresa pionera en el mundo del marketing, que publicó catálogos, introdujo el reparto a domicilio en camiones, y editó mapas de Barcelona en los que se se incluían las rutas de los tranvías con los que se podía llegar hasta el establecimiento; ¿a alguien le suena? Uno de sus empeños fue cuidar la imagen y la atención al cliente, de ahí que sus dependientas procediesen de la clase media y todas vistiesen uniforme.
En los jardines de Vil•la Cecília se conserva el edificio que Eduardo Conde mandó construir al arquitecto Leocadio Olabarría y que usó como residencia. Inicialmente contaba solo con dos plantas, pero en 1914 sus herederos le añadieron una tercera. Actualmente el edificio es la sede del Centre Cívic i Arxiu Històric de Sarrià y, en 1986, los jardines recibieron el Premio de Fomento a las Artes Decorativas gracias a los curiosos bancos que imitan patinetes gigantes y a las farolas en forma de árbol que hay en el parque.
Jardines de Vil·la Amèlia
El espacio que ocupan los jardines estuvo dividido antiguamente en dos propiedades, una de las cuales formaba parte de la finca de Vil•la Amèlia, donde estaba el edificio en donde residían los propietarios, y cuyos jardines son los que seguidamente vamos a visitar, solo cruzando la calle. Vil·la Amèlia fue la propiedad que la familia de Ignacio Girona Agrafel tuvo en Sarrià, y en la que pasaron los veranos durante muchos años. En este caso, también llevan el nombre de la esposa del propietario: Amèlia de Vilanova y Nadal.
Ignacio Girona (1824-1889) fue el quinto hijo de los ocho que tuvo Ignacio Girona Targa, patriarca de una rica familia de empresarios, y hermano de Manuel Girona, de sobras conocido por ser quien sufragó la construcción de la fachada principal de la Catedral de Barcelona, y que justamente tiene una calle dedicada a no mucha distancia del lugar en el que nos encontramos. Su esposa, Amelia de Vilanova, provenía de una de las familias más adineradas de Barcelona y formaba parte de la alta sociedad. Estuvo casada en primeras nupcias con Antonio de Bruguera y Martí, hijo de una rica familia de Mataró, con quien tuvo una hija y de quien enviudó muy joven, heredando su enorme fortuna. Además de rica, tenía fama de ser extraordinariamente bella, delicada y de ser una mujer muy culta. Del matrimonio con Ignacio Girona nacieron cuatro hijos: Ignacio, Juan, María y Elena, quien se casaría con el industrial Joaquín Folch y Solá, creando una nueva línea familiar que sería la continuadora de la saga de grandes empresarios iniciada por su abuelo. Amèlia falleció en Barcelona el 20 de abril de 1904.
Además de la finca de veraneo en Sarriá, Ignacio Girona construyó una de las primeras casas del ensanche barcelonés, concretamente la que estaba situada en el número 14 de la Plaça Catalunya, y también adquirió la totalidad de la propiedad de la finca Castell del Remei, en el Pla d’Urgell, tras heredarla junto a su hermano Jaime. Según explican, y de acuerdo con una costumbre familiar, en el patio del castillo colocó el lema de la familia «L’home fa la casa, la casa fa l’home» («El hombre hace la casa, la casa hace al hombre»).
A diferencia de Cecilia Gómez (de la que no he encontrado ninguna imagen a través de internet), en la exposición permanente del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) hay un retrato de Amelia de Vilanova, pintado por Federico de Madrazo (uno de los artistas más destacados de la pintura romántica española) en 1853, y que donaron al museo sus tataranietos en 2013. La obra es pareja a otra del mismo pintor, y con la imagen de Ignacio Girona, pero que continúan conservando sus herederos.
Tanto los terrenos que ocupó Vil•la Amèlia, como los que ocupó Vil•la Cecília, los expropió el Ajuntament de Barcelona a finales de los años 60, y tras ser declarados zona verde y algún que otro conflicto vecinal, se transformaron en los parques que hoy en día conocemos y que abrieron al público en 1970 y 1986, respectivamente.
Para saber más sobre los jardines:
Los Jardines de Vila Cecilia
Los Jardines de Vila Amelia
Barcelonatural: Parques de Vil•la Amèlia i Vila Cecília
Barcelona Colours: Parque de Santa Amelia
Para saber más sobre los almacenes «El Siglo»:
Grans Magatzems “El siglo” (1881-1932)
Grandes Almacenes El Siglo: un bazar que reclamaba una novela
Los grandes almacenes en Barcelona