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DE VISITA A BUDAPÉST, TRAS EL RECUERDO DE OCTUBRE DEL 56

De visita a Budapést | Hace unos días volví a ver la película de Alfred Hitchcock, Cortina Rasgada (Torn Curtain). Si sabéis de la que os hablo, no hace falta que os diga que la trama gira en torno a la supuesta deserción de un matemático occidental hacia el Berlín de la RDA, a mediados de la década de los sesenta, en plena Guerra Fría.

Siempre he sentido una especial atracción por los temas relacionados con acontecimientos que se desarrollaron en ese periodo, especialmente detalles e historias acontecidas tras el Telón de Acero. Por eso, cuando he tenido la ocasión de viajar hacia alguno de aquellos países que formaron parte de la Europa comunista, siempre intento visitar lugares que guardan reminiscencias de ello.

Si eres de mi grupo de frikis de las historias del Telón de Acero, la llegada de finales del mes de octubre y principios del de noviembre es un buen momento para viajar hacia Budapést, y recuperar la memoria histórica de unos hechos que chafaron, con sangre y fuego, la voluntad de buena parte de los habitantes de uno de los países del eje soviético, Hungría, para liberarse del yugo soviético.

Collage de imágenes de la vida durante los años de la República Popular Húngara, bajo influencia soviética
Collage de imágenes de la vida durante los años de la República Popular Húngara, bajo influencia soviética

De visita a Budapést

Es evidente que si vas de viaje a Budapést a turistear optarás por recorrer todos aquellos lugares que suelen aparecen en las recomendaciones de viaje.

¿Qué mejor que una fotografía de postureo desde el Halászbástya (Bastión de los Pescadores), con el Parlamento de fondo, para publicar en el perfil de Instagram? Un verdadero imperdible, si quieres entrar en la competición de quién publica la más top.

Evidentemente, junto al Bastión de los Pescadores, hay que incluir otros lugares instagramebles que de los que escriben con detalle en la Guía de viajes y turismo en Budapest.

Galería de fotos de mis imperdibles de Budapést

No obstante, en mi caso, además de ir a visitar los lugares más turísticos, no dudé en incorporar esos detalles temáticos que me llaman tanto la curiosidad. Y a la pregunta de qué ver en Budapést para recordar sus años tras el Telón de Acero, mi ruta me llevó hasta tres lugares diferentes. Concretamente, la plaza Kossuth, la Terror Háza y, por supuesto, el Memento Park.

El nombre de «Budapest» es formado por la composición de los nombres de las ciudades «Buda» y «Pest», separadas por el Danubio. Junto a la ciudad de Óbudaya, se unieron el 1 de enero de 1873 para formar la ciudad de Budapést. Una de las primeras documentaciones en las que apareció el nombre combinado de Budapést data de 1831, en el libro Világ (Mundo) del conde István Széchenyi. [Fuente Wikipedia].

Kossuth Lajos tér | Plaza Kossuth

La Kossuth Lajos tér (plaza Kossuth Lajos) está situada en el barrio de Lipótváros, en Pést, a orillas del Danubio. Popularmente se le conoce como la Kossuth tér (plaza Kossuth), y es el principal lugar en donde la memoria historia de la ciudad rinde homenaje a los dramáticos acontecimientos vividos en el otoño de 1956, que si alguien desconoce os resumo al pie del artículo.

Tanto por su importancia histórica, como por su importancia a nivel nacional, esta plaza es uno de los lugares más emblemáticos de la capital de Hungría. Aunque ha tenido diferentes nombres a lo largo de su historia, el que conserva en la actualidad es el de Kossuth Lajos, quien fue un noble y revolucionario húngaro, además de presidente del país durante la Revolución de 1848-1849, y que tiene un monumento dedicado allí.

En esa plaza, situada frente al Parlamento, hay dos lugares que recuerdan los hechos del 56.

El Memorial a la Revolución del 1956

Parlamento de Budapést
Acceso al Memorial a la Revolución del 56, frente al edificio del Parlamento de Budapést

El primero es el Memorial a la Revolución del 1956. Está situado en un subterráneo, al que se accede desde la propia plaza, aunque la entrada suele pasar casi desapercibida, si es que no vas a localizarla.

El acceso es gratuito, y es uno de esos lugares que no te debes perder si te interesa, como a mi, la memoria histórica de la Europa del Telón de Acero. Especialmente interesante por la claridad de los hechos expuestos, los detalles y las historias explicadas a través de los propios protagonistas, que vivieron los hechos.

Interior del memorial a la Revolución de 1956, en Budapést
Interior del memorial a la Revolución de 1956, en Budapést

Entre los objetos expuestos está la conocida como Bandera de la Revolución. Se trata de la bandera húngara, con un agujero en el centro para eliminar el escudo comunista de la República Popular. Esta bandera fue uno de los símbolos de la resistencia a la opresión soviética, durante los días de la Revolución del 56 y posteriormente, a modo de elemento prohibido.

El Memorial del Jueves Sangriento

Frente al edificio del Parlamento está el edificio del Ministerio de Agricultura. Una construcción de estilo ecléctico, levantada a finales del siglo XIX, con numerosos arcos neoclásicos y diversas esculturas. Dentro del plano de la memoria histórica, destaca porque en ese lugar se recuerdan los hechos del 56 que se conocen como Jueves Sangriento.

El Memorial consiste en decenas de pequeñas bolas de bronce (de diferentes tamaños), repartidas por diferentes puntos de la fachada del edificio, con la finalidad de marcar los impactos de las balas que se dispararon contra los manifestantes que huyeron de los militares y la policía, y que se refugiaron en la parte interior de los arcos del edificio. Unas balas que causaron un elevadísimo número de muertos, que todavía hoy en día se sigue sin cerrar con exactitud.

La Terror Háza | La Casa del Terror

El segundo lugar a donde me llevó mi ruta temática por Budapést fue a la Terror Háza (Casa del Terror), museo-memorial que ocupa un edificio neorrenancentista de 1880, situado en el número 60 de la Avenida Andrássy de Budapést. Un edificio que se ha convertido en Memorial de todas las víctimas que pasaron por él durante dos de los periodos más negros de la historia de Hungría durante el siglo XX. Un museo, cuya exposición realiza una revisión pormenorizada y exhaustiva de lo allí ocurrido.

La avenida Andrássy o bulevar Andrássy es una de las calles más bonitas de la capital húngara. Una avenida arbolada que conecta el centro de Budapést con la plaza de los Héroes, en la que destacan sus majestuosos edificios y lujosas residencias de época imperial. Lleva el nombre de uno de los más grandes estadistas del Imperio Austrohúngaro, el conde Gyula Andràssy.

A pesar del encanto del edificio, el lugar albergó los cuarteles generales de los nazis húngaros durante la II Guerra Mundial, y de los comunistas que tomaron el poder tras la liberación del país por las tropas soviéticas, a continuación. De hecho, fue el líder del partido nazi de la Cruz Flechada (Nyilaskeresztes Párt-Hungarista Mozgalom) quien alquiló por primera vez el edificio para instalar lo que acabaría siendo un centro de represión y tortura. Al que curiosamente llamó “la Casa de la Lealtad”.

Por allí pasaron miembros de la Szalasi, filial del movimiento nacionalsocialista húngaro y, a partir de 1945, la Policía Política (PRO), la Seguridad del Estado (AVO) y la Autoridad de Seguridad del Estado (AVH). Éstas últimas, tres entidades que hicieron que nada ni nadie pudiese sentirse a salvo de ser secuestrado, torturado o asesinado, a través de la multitud de informantes que tenían infiltrados en todos los rincones de Hungría.

Recreación del despacho de un miembro de la policía política hungara

El espíritu de la Terror Háza

El museo de la Terror Háza, que alberga actualmente el edificio, tiene como finalidad documentar los actos cometidos por las dos dictaduras que lo ocuparon, así como rendir homenaje a la memoria de las víctimas que sufrieron sus abusos.

No solo la exposición interior, sino el edificio en sí se ha convertido en una escultura-memorial. Durante la visita no está permitido tomar fotografías, ni grabar videos, para respetar el carácter del Memorial.

Si te fijas en la parte superior de la fachada y a modo de cornisa, se ven dos placas horizontales en las que se puede leer claramente la palabra Terror.

El museo consta de planta baja y dos pisos, así como de subterráneo en donde se conservan las antiguas celdas. Entre los múltiples elementos expuestos destaca un tanque T-54 de fabricación soviética, que rememora los que entraron en Hungría el otoño de 1956.

Monumento al Telón de Acero

Frente a la Terror Háza, hay un monumento recubierto con un abundante número de grandes cadenas, y con diferentes frases reflexivas en sus laterales, escritas en húngaro y en inglés. Es el Monumento al Telón de Acero que dividió Europa. De hecho, más que monumento es un Memorial inaugurado frente a la Casa del Terror en agosto de 2009, coincidiendo con la conmemoración del 20º aniversario de su caída.

Aunque existen evidencias previas de que la expresión «cortina de hierro» o «telón de acero» [Eiserner Vorhang (en alemán) y Iron Curtain (en inglés] se había usado previamente y durante la II Guerra Mundial, el concepto se popularizó tras usarlo Winston Churchill en uno de sus discursos: «From Stettin in the Baltic to Trieste in the Adriatic, an iron curtain has descended across the Continent. Behind that line lie all the capitals of the ancient states of Central and Eastern Europe. Warsaw, Berlin, Prague, Vienna, Budapest, Belgrade, Bucharest and Sofia; all these famous cities and the populations around them lie in what I must call the Soviet sphere, and all are subject, in one form or another, not only to Soviet influence but to a very high and in some cases increasing measure of control from Moscow.» [Fuente: Wikipedia]

Según explican, aunque las cadenas que lo envuelven son grandes y oxidadas, su escultor las muestra de aspecto flexible, para que se pueda tirar de ellas y romperlas. En la base de la obra están grabadas las palabras “Telón de Acero” en diferentes idiomas.

Muy cerca de este monumento hay una sección del auténtico muro de Berlín, que fue la representación real de ese Telón de Acero desde el 13 de agosto de 1961, cuando lo levantaron, hasta el 9 de noviembre de 1989, cuando lo derribaron.

El Szoborpak | Memento Park

Y, siguiendo con el tema de recorrer recuerdos y memoriales relacionados con el Budapést comunista, el tercer destino de mi ruta me lleva hasta el Memento Park. Un lugar que incluí en mis imprescindibles de Budapést desde el primer momento en oí hablar de su existencia.

El Szoborpark (Memento Park) es un museo al aire libre, en donde se conserva una buena colección de estatuas gigantes personalizadas (típicas del realismo soviético), que estuvieron decorando diferentes lugares del país durante el periodo de la República Popular de Hungría, bajo la influencia de la URSS.

El parque está a 10 kilómetros al sur de Budapést, a donde puedes llegar con diferentes líneas de autobuses.

Reproducción de las botas del monumento a Stalin que se derribo durante la Revolución de 1956
Reproducción de las botas del monumento a Stalin que se derribó durante la Revolución de 1956. La escultura, de 8 metros de altura y 6 toneladas de peso, estaba cerca del Parque de la ciudad de Budapést

Con la caída del régimen comunista en el 1989, la llegada de la Democracia a Hungría llevó consigo la retirada de las numerosas estatuas y monumentos que había en el espacio público. Aunque, de hecho, la primera escultura gigante que se había derribado fue la de Stalin, durante la Revolución del 1956, el desmantelamiento de la de Lenin en 1990 es por donde se inició esa retirada.

El porqué de la creación del Memento Park

A partir de ese momento, desde el Ayuntamiento de Budapést se estableció que cada distrito de la ciudad se encargase de la eliminación de las estatuas, los monumentos y placas conmemorativas que había en su zona. Y como no se sabía qué hacer con ellas, se barajó la idea de crear un parque, en las afueras de la ciudad, en donde instalarlas. Se acordó que el parque tendría por nombre el del poema de Gyula Illyes, «Una frase sobre la tiranía» (Egy mondat a zsarnokságról), considerado el poema húngaro de mayor repercusión del siglo XX, y que el poeta publicó durante los días de la Revolución de 1956.

El Memento Park se inauguró el 27 de junio de 1993, dos años después de la retirada definitiva a las tropas soviéticas acantonadas en Hungría, y en plena transición hacia la Democracia.

Las estatuas del Memento Park

Entre las estatuas que hay en el parque hay algunas recuperadas de las que formaban parte del arte urbano retirado, y otras de nueva creación. En total, cuenta con 42 esculturas o grupos escultóricos representativas de la etapa comunista de Hungría entre 1945 y 1989.

A la entrada del parque te dan la bienvenida las estatuas de Lenin (de 1965) y las de Marx y Engels (de 1971).

Junto a la entrada están las botas de Stalin, que de hecho son una copia de las que quedaron al echar a tierra su estatua en el 56, y que vienen a representar la represión que se vivió en Hungría bajo su dictadura comunista.

Aparte de algunos grupos escultóricos referentes a la amistad húngaro-soviética, soviético-húngara, y estatuas relacionadas con la liberación de Hungría de la ocupación nazi, una de las esculturas más grandes y curiosas es la de un marinero gigante que reproduce la imagen de un cartel revolucionario de 1919.

Personalmente, pero, el conjunto que más me llamó la atención durante el recorrido por el Memento Park fue el Memorial dedicado a las Brigadas Internacionales que participaron en nuestra Guerra Civil, al lado del Gobierno de la República, y que representa a los combatientes húngaros. Especialmente emotivo leer en las inscripciones los nombres de diferentes localidades donde se lucho, así como el nombre de Ebro y Cataluña.

Hechos aleatorios sobre la Revolución del 56 en Budapést

Y para finalizar esta ruta que os propongo, incluyo un pequeño resumen de hechos relacionados con la Revolución húngara de 1956, que pueden ayudar a comprender el porqué de los memoriales, a aquellos que desconozcan esa historia. La información la he extraído de un hilo publicado por Bogáta Timár en su cuenta de X (@BogataTimar), coincidiendo con la conmemoración de estos hechos ocurridos entre finales de octubre y principios de noviembre del 1956.

La Revolución del 56 se inspiró en las manifestaciones antisoviéticas que ocurrieron en Polonia el día 19 de octubre de ese año. Con la finalidad de manifestarse su solidaridad con ellos, los húngaros anunciaron que se manifestarían junto a la estatua del General Bem, el día 23 de octubre a primera hora de la tarde. Un hecho que se considera como el inicio de la Revolución.

El General Józef Zachariasz Bem, fue un general y pachá otomano de origen polaco, héroe nacional tanto en Polonia como en Hungría. Su memorial simboliza un nexo de amistad entre ambos países y está situado junto al Danubio, en la orilla de Buda.

Hechos ocurridos en Budapést, los últimos días de octubre del 56

Los primeros enfrentamientos comenzaron el 23 de octubre a la noche, entre los manifestantes y la policía secreta, pero fue el día 25 de octubre el que se considera como el de no retorno en la Revolución… Ese fue el día en que los soldados soviéticos apostados en Budapést y la policía secreta húngara abrieron fuego contra los manifestantes que había en la plaça Kossuth, dando lugar al Jueves Sangriento, del que he hablado anteriormente.

Ante el rápido éxito de los revoltados, el gobierno húngaro dimitió y se formó uno nuevo que ordenó la inmediata retirada de las tropas soviéticas de territorio húngaro, tras proclamar la independencia de la URSS.

El 31 de octubre, la URSS anunció la retirada… Algo que era mentira y que, de hecho, supuso una simple simulación, reubicación y preparación de las unidades para la invasión. El 2 de noviembre, 12 divisiones militares soviéticas entraron en el país, y se unieron a las que supuestamente se habían retirado.

Hechos ocurridos en Budapést, los primeros días de noviembre del 56

Del 4 al 11 de noviembre, ante la pasividad occidental, los ciudadanos insurrectos fueron literalmente aplastados… A pesar de la petición de auxilio que se transmitieron desde Radio Liberty (de la que tengo pendiente publicar un artículo en el blog sobre las antenas que tenían junto a la playa de Pals), Occidente optó por mantener el statu quo de la Guerra Fría de la no intervención.

Tras la batalla, que duró once días y más de tres mil civiles muertos, los húngaros perdieron y tuvieron que enfrentarse a un periodo de depuraciones y terror, bajo un régimen de interrogatorios y torturas (tanto adultos como menores, y de ambos sexos) que se llevaría por delante la vida de 400 personas ejecutas, más de 21.000 personas encarceladas y más de 16.000 personas deportadas.

200.000 húngaros abandonaron el país, la mayoría de manera ilegal, aprovechando una breve apertura de la frontera con Austria. Y otros tantos, que se encontraban fuera del país durante los días de la Revolución, ya no regresaron. Entre ellos, el futbolista Ferenc Puskás, todo un símbolo del país.

Mural dedicado a imágenes históricas del futbol en Hungría
Mural dedicado a la mítica selección hungara de futbol de la década de los 50 | Entre los años 1952 y 1956, Hungría tuvo una selección masculina de fútbol apodada «el Equipo de Oro» (Aranycsapat). Se proclamó campeona olímpica en Helsinki 52, derrotó a Inglaterra en el estadio de Wembley por 3-6. Volvió a ganar a los ingleses en Budapést por 7-1. Llegó a la final del mundial del 54. Y en 1955 fue la primera selección que gana a la de la URSS en territorio soviético.

El baño sangriento de Melbourne

Y como último punto de este resumen, no puedo dejar de incluir un hecho que tuvo lugar un mes más tarde, y que fue una consecuencia de la Revolución del 56.

El 22 de noviembre se inauguraron los XVI Juegos Olímpicos de verano en la ciudad australiana de Melbourne. Unos juegos que se vieron marcados por diferentes boicots de carácter político, entre ellos por la oposición a la represión de la Revolución húngara. Pero que, finalmente, se acabarían conociendo como los «Juegos de la amistad», dado que 500 atletas formaron un único grupo que desfiló bajo la bandera olímpica. Pero, a pesar de ese bonito gesto, durante las competiciones se produjo un hecho que se acabó conociendo como el Melbourne-i vérfürdő (Baño Sangriento de Melbourne).

El partido de semifinales de waterpolo, en el que se enfrentaron la selección húngara y la selección de la URSS, acabaría por convertirse en el partido más famoso de la historia de ese deporte. Jugado bajo el trasfondo de los dramáticos hechos que se habían vivido en Budapést solo unas semanas antes, el partido se saldó con la derrota de los soviéticos por 4-0, a favor de los húngaros… Pero dejó una de las imágenes más icónicas de esos juegos: la imagen del waterpolista Ervin Zádor emergiendo del fondo de la piscina con un corte ensangentado bajo el ojo derecho, debido al codazo que le asentó en la cara el jugador soviético Valentin Prokopov, bajo el agua…

Tras la clausura de los juegos, la mitad de la delegación húngara no regresó a su país, entre ellos Ervin Zádor, quien acabó en los EEUU, a pesar del asilo político que le ofrecieron los australianos.

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