«El programa Patrimonio de la Humanidad, también conocido como Patrimonio Mundial, fue fundado por la Convención de cooperación internacional en la protección de la herencia cultural y natural de la humanidad, y adoptado posteriormente por la conferencia general de la Unesco el 16 de noviembre de 1972. Desde entonces, 190 países lo han ratificado. El objetivo del programa es catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad.” (Fuente: Wikipedia).
En 2005, la Casa Batlló (que anteriormente ya había sido galardonada como Monumento Histórico Nacional en 1969, Bien de Interés Cultural por la Generalitat de Cataluña en 1987 y Premio Europa Nostra por la Conservación del Patrimonio en 2000), pasó a formar parte del listado de Monumentos Patrimonio de la Humanidad en la categoría “Obras de Antoni Gaudí” (Works of Antoni Gaudi) con el código 320-006, lo que contribuyó a que aumentase su prestigio y convirtiéndose en un mito del arte y de la arquitectura universal. Y de eso ya se han cumplido diez años.
La Casa Batlló es una de las obras que al verlas a nadie deja impasible. Ya sea vista como la “Casa del Dragón”, como la “Casa de los Huesos” o como la “Casa de las Máscaras de Carnaval”, el enorme simbolismo que emana de sus paredes es algo que te sorprende y te atrapa, y si ese simbolismo se potencia con música, luz y sonido, se convierte en algo prácticamente irresistible.
Pues bien, para celebrar «a lo grande» el aniversario de esos diez años dentro del Patrimonio Mundial de la Unesco, y coincidiendo con la víspera de la Festa Major de Barcelona, se ha querido explotar esa magia organizando una performance sobre su fachada, cuya puesta en escena se ha iniciado con la colaboración de las más de 20.000 personas asistentes, mediante el uso de sus smartphones.
Como ya comentamos en nuestro post sobre la visita que realizamos hace un tiempo a la Casa Batlló, la aparición de las nuevas tecnologías ha sido una verdadera apuesta para los responsables de la gestión del edificio desde el primer momento, de ahí que en esta ocasión se haya optado por incorporar al espectáculo las alarmas y las linternas de los teléfonos móviles del público asistente, dando lugar a una acción telemática masiva y espectacular sin precedentes, lo que se ha complementado con el uso común de un hashtag y la retransmisión por streaming… aunque nosotras tuvimos la suerte de vivir la experiencia en directo.
El despertar de la Casa Batlló
Es Fiesta Mayor en Barcelona y la víspera anterior al día de la Mercè siempre es especial. Anoche, el transporte público iba repleto de gentes de todas las edades que se desplazaban hacia el centro de la ciudad para disfrutar de las actividades organizadas con motivo de la fiesta. La magia y los colores invadían las calles, especialmente la confluencia entre el passeig de Gràcia y el carrer Aragó, donde una multitud se concentró ante una atrayente e iluminada Casa Batlló. La puesta en escena invitaba a quedarse para presenciar el espectáculo que nos aguardaba, un mapping que pretendía despertar a un dragón.
A las 21:00, las farolas de la calle se apagaron y empezó la música, concentrando la atención del público congregado en la fachada del edificio. En ese momento fue cuando la participación de los asistentes con sus respectivos teléfonos móviles se convirtió en indispensable, para hacer el esfuerzo conjunto de despertar al grandioso dragón de Sant Jordi y dar inicio al espectáculo de luces proyectadas en la obra de Antoni Gaudí. Sobre la fachada fueron cobrando vida de manera progresiva el dragón, el arlequín, las máscaras, los bosques, el agua, las flores, así como las criaturas de la noche, gracias al diseño y puesta en escena de la Productora Nueve Ojos de Barcelona, bajo la dirección creativa de Mariona Omedes.
Los fuegos artificiales, también proyectados sobre la fachada, pusieron fin a una performance que volvió a hacer patente la fuerza de la tecnología. Como otras tantas veces, la Casa Batlló volvió a sorprender y obtuvo un gran aplauso como reconocimiento del público asistente, que seguro que no quedó decepcionado.