Quizás no todos se acuerden de quién era Eugenio, pero para algunos de nosotros, cuando te proponen ir a Igualada, no podemos sino dibujar una sonrisa de oreja a oreja.
De Aqualata a Igualada
El topónimo Igualada proviene de la palabra latina aqualata, que significa “allí en donde el río se ensancha” (agua ancha), y existe una leyenda que explica la existencia de un antiguo estanque en donde ahora está la ciudad, que desapareció cuando lo secó el diablo. De la existencia de ese antiguo estanque también queda en las ondas de agua que hay en la parte inferior del escudo de la ciudad.
Existen evidencias documentales de que en el año 1003 ya había una pequeña población en ese lugar, que se había creado alrededor de una iglesia dedicada a Santa Maria la cual pertenecía al Monasterio de Sant Cugat.
En el siglo XIV, por su ubicación en medio del camino de Barcelona a Lérida, recibió el título de Carrer de Barcelona (Calle de Barcelona), lo que le supuso quedar bajo tutela de la capital del condado y obtener los mismos derechos que ella. Su condición de cruce de caminos también la convirtió en un lugar de parada obligada en el tramo del Camino de Santiago (Camí de Sant Jaume) que parte de Montserrat hacia Logroño, pasando por Lérida.
A lo largo de su historia, la estructura de la ciudad ha venido marcada por su expansión: primero dentro de las murallas y, posteriormente, hacia los arrabales. Uno de los factores que más ha contribuido a ese crecimiento ha sido su tradición y dedicación a la explotación de las industrias del curtido, de las que ya existen evidencias desde el siglo XIII, con la aparición de talleres de curtidores artesanales.
La dependencia del agua en ese tipo de actividades queda certificada con el nacimiento de un barrio entre la ciudad histórica y el río Anoia, conocido como el Barrio del Rec.
El origen de un barrio industrial
El Rec era una antigua acequia excavada en tierra que se usaba para llevar agua del río hasta los molinos y las huertas que había fuera muralla. Aunque inicialmente la actividad de los curtidores se desarrolló dentro de las murallas, donde trabajaban usando las aguas freáticas, con el crecimiento en volumen de la producción tuvieron que buscar un nuevo lugar para expandirse. Y el lugar elegido fue la zona del Rec, donde las tenerías se fueron intercalando entre las huertas.
Con el paso de los años, la consolidación del lugar como zona industrial y la inclinación del terreno (tipo terraza), hizo que sobre la acequia primitiva se construyese un canal de piedra, sobre cuyas paredes se edificasen contrafuertes para aguantar las paredes de las fábricas que se iban levantando junto a él, un tipo de construcción que se acabaría convirtiendo en una característica típica de ese lugar y que todavía hoy se conserva.
La joya de la corona
La llegada de la crisis en el sector de la piel y en el textil –por aparición de otros materiales y otros competidores externos- acabó con una buena parte de las industrias del barrio, pero no con la riqueza patrimonial que constituían los edificios y el característico trazado urbano del propio lugar.
Ante el dilema de decidir qué hacer con lo que vino a llamarse “la joya de la corona de Igualada”, nacieron diferentes movimientos asociativos y vecinales que apostaron por mantener los valores históricos.
Frente al deterioro que el paso del tiempo empezó a provocar en las construcciones y la posibilidad de que acabase desapareciendo, diferentes asociaciones empezaron a trabajar por conservarlo como un conjunto histórico de la ciudad, buscándole nuevos usos y apostando por que entrase a formar parte de los Bienes Culturales de Interés Nacional, manteniendo su valor histórico-patrimonial y su tradicional entramado de calles.
De ahí que, desde hace unos pocos años, junto a las escasas fábricas que todavía se conservan, hayan empezado a instalarse pequeñas empresas dedicadas al diseño y a las artes gráficas, así como talleres de artesanos y diseñadores, y que sea el lugar elegido para inaugurar el Museu de la Pell, cuya exposición se reparte entre dos edificios históricos del barrio (la Adobería de Cal Granotes y el vapor de Cal Boyer), acciones que han ayudado a consolidarlo como un lugar de gran interés dentro del patrimonio industrial catalán.
Asimismo, parece ser que en el barrio del Rec también está previsto crear el Museu de la Premsa, de la mano del Grupo Godó, cuyos fundadores fueron los hermanos Godó Pié, empresarios nacidos en Igualada.
El REC.0 Experimental Stores
Pero es, sin lugar a dudas, el festival Rec.0 Experimental Stores el evento que mayor impulso mediático le ha dado, frente a los otros proyectos de presente y futuro que se han ido trabajando.
Desde noviembre de 2009, cuando se organizó por primera vez, durante cuatro días y dos veces al año, el Barrio del Rec se transforma en un lugar a la última, donde las viejas fábricas y tenerías abandonadas vuelven a abrir sus puertas para convertirse en pop up stores de moda, en las que las marcas de primer nivel -y mayormente locales- ponen a la venta una buena selección de muestrarios y productos en stocks, a unos precios realmente interesantes.
En consecuencia, se consigue que un barrio en supuesta decadencia se convierta en lugar de referencia para el shopping más trendy. Y todo, con el incentivo añadido de que en cada ocasión se configuran circuitos diferentes mediante la apertura de espacios desconocidos, e incorporando nuevas marcas.
Además, a la excelente propuesta de poder adquirir moda de marca a precios tentadores en un entorno atrayente, se le suma el Rec Street Food, un festival gastro con food trucks y pop up bars repartidos a lo largo de todo el circuito, y una buena oferta de música y cultura en diferentes escenarios, a través del Rec Music Festival.
De visita por el REC.014
Este año ha sido mi primera visita al REC.014, y la verdad es que me ha sorprendido tanto que ya he repetido. El primer día lo hice de la mano de Barcelona és molt més, junto a otros bloggers e instagramers, y el segundo montando mi propio shopping familytrip. Una buena excusa para regresar de nuevo.
El primer contacto fue para recorrer el barrio y conocerlo desde el punto de vista patrimonial e histórico, con el excelente colofón de disfrutar del menú especialmente diseñado en el restaurant Somiatruites para la ocasión. Mi segunda visita se ha centrado en el shopping, ya que, mapa en mano, Sofia y yo nos dedicamos a visitar una a una las pop up stores que se han abierto en esta edición.
Evidentemente, ya no nos perdemos la próxima.
Puedes consultar el programa del Rec.014 Experimental Stores
El topónimo procede de AQUA LATA, sí, pero esto significa «agua llevada», pues tendría conducciones hídricas. LATA es el supino del verbo FERO, FERS, FERRE, TULI, LATUS, «llevar» 🙂
Hola Adrián, te agradezco muchísimo tu aclaración. Todos los comentarios son bienvenidos. Mil gracias por ella. Un saludo.