Salvador Espriu falleció un 22 de febrero de 1985. Nacido en Santa Coloma de Farners, y de familia original de Arenys de Mar, vino a vivir a Barcelona siendo muy pequeño, y aquí es donde pasó la mayor parte de su vida, por lo que se le considera barcelonés de adopción, aunque se dice que siempre mantuvo una postura distante hacia la ciudad. Una Barcelona a la que rebautizó con el nombre de Lavinia.
Según se puede leer en una entrevista que publicaron en La Vanguardia, el 29 de enero de 1985, el poeta afirmaba que: «Yo a Lavinia la veo casi siempre con un punto de crítica, con un punto de ironía y, a veces, de sarcasmo, pero esto no quiere decir -mis sentimientos, como los de casi todos, son ambivalentes- que yo, a mi extraña manera, no quiera profundamente Barcelona, ¿cómo podría ser de otro modo si yo he vivido básicamente aquí durante sesenta y ocho años?».
Esa relación amor-odio quedó plasmada en su obra, lo que ha servido de hilo argumental para que otros escritores hablen de ello en sus propias obras, y que sus argumentos sirvan para ayudarnos a recorrer la ciudad tras las huellas que dejó el poeta, y que hoy queremos recordar.
Las dos Barcelonas de Espriu
Según se desprende de la entrevista, Espriu divide a Barcelona en dos: la de antes de la Guerra Civil y la posterior a la Guerra Civil. La primera la describe como una ciudad próxima, pequeña y humana. La segunda como una ciudad en donde todo se desnaturaliza y se vuelve triste, sucia, abandonada, caótica…
Pero también añade que «Barcelona es esta cosa física que usted encuentra nada más salir a la calle, pero también es una cosa espiritual; Barcelona es la esencia de Cataluña, la esencia histórica de Cataluña, es la capitalidad de Cataluña, y esto para un catalán siempre pesa. De manera que, sea como sea Barcelona, hay una Barcelona histórica que uno siempre ha de tener presente, que aún se encuentra relativamente viva en la parte antigua y que hace que inspire mucho afecto y mucho respeto, por no decir mucho amor.»
«Al principi va ser Lavinia»
Una obra que vale la pena tener en mente para conocer el nexo de unión de Espriu con Barcelona es «Barcelona i Espriu. Al principi va ser Lavinia» que también habla de esa mítica Lavinia que el poeta ideó.
La historia está dividida en cuatro capítulos, ordenados cronológicamente, donde cada uno de los capítulos viene acompañado de un mapa de Barcelona en los que se señalan los puntos de la ciudad más importantes en cada época, así como los lugares a los que se refiere el poeta en su obra.
Recorrido por la Lavinia de Espriu
Si queremos pasear por los lugares que formaron parte de la historia de Salvador Espriu, éstos son algunos de los imperdibles:
El edificio histórico de la Universitat de Barcelona
Aquí es donde se formó en derecho y en filosofía y letras, durante los años 30. El Pati de Lletres fue uno de los claustros frecuentados por Espriu, punto de reunión habitual para los estudiantes universitarios.
Allí nació su interés por las culturas antiguas y por la egiptología. Y ahí es donde empezó a gestarse el nombre de Lavinia, que en el año 1936 aparecería por primera vez en una de sus obras.
La cúpula del Coliseum
Aunque hoy en día todo el mundo conoce el teatro Coliseum, pocos saben que bajo su cúpula se conserva uno de los lugares emblemáticos de la Barcelona de la postguerra: una gran sala en desuso, de forma octogonal y rodeada que columnas, que albergó un teatro.
La sala la inauguró en 1936 el president Companys, como sede social del Foment de les Arts Decoratives (FAD). Tras la guerra recuperó su actividad, pero acabó cediendo el espacio a la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual, convirtiéndose en un lugar muy frecuentado por los universitarios de la época.
El Passeig y els Jardinets de Gràcia
Allí es donde Espriu vivió y trabajó. Concretamente hay que visitar el edificio que hay en el número 32 de Passeig de Gràcia, cuya fachada todavía conserva parte de la marquetería original.
En ese edificio estaba situada la Notaría Gual, en la que Espriu trabajó de pasante, acabada la Guerra Civil (recordemos que había estudiado derecho). Durante veinte años ejerció de abogado durante el día, y dedicó las noches a escribir.
Y algo más arriba, concretamente en els Jardinets de Gràcia, están los dos edificios en los que vivió.
Primero en la maravillosa Casa Fuster de Domènech y Montaner. Y posteriormente, en el edificio situado en el 118. Edificio en el que pasó sus últimos años de vida, y que actualmente luce una placa en la fachada que los recuerda.
Algunos lugares más
Para ampliar el recorrido, se puede incorporar l’església de la Concepció y, por supuesto, el colegio de abogados como lugares de referencia.
Y, por supuesto, no hay que olvidar el mural que tiene dedicado en la confluencia de las calles Anglesola y Numancia, en el barrio de Les Corts.
¿Y quién fue Lavinia?
El nombre de Lavinia -dada su pasión por las cultures clásicas- Espriu se lo tomó prestado a un personaje nacido de la mitología griega y romana. Según la historia, Lavinia se casó con Eneas, quien fundó una ciudad a la que puso el nombre de su esposa: Lavinia… Una Lavinia diferente a la Espriu.
Y para acabar, mencionar una curiosidad. Aunque Lavinia sea supuestamente Barcelona, realmente existen diferentes lugares repartidos por el mundo que llevan ese nombre, como Dehiwala-Mount Lavinia en Sri Lanka, Lavinia en São Paulo (Brazil), Lavinia Nature Reserve de Australia y las Lavinias norteaméricanas de Iowa y Tennessee.
a saber más:
La relación de Salvador Espriu con Barcelona
La relació de Salvador Espriu amb Barcelona, pàgina a pàgina