El mes de marzo es un mes ligado a la biografía de Frédéric Mistral. Un 25 de marzo fallecía a los 83 años, después de dedicar una vida entera a trabajar en favor de la lengua occitana (lenga d’òc), y de haber sido el primer escritor galardonado con un Premio Nobel que escribía en una lengua que no estaba sustentada en ser el idioma oficial de un estado.
Hace tiempo que quería dedicarle un post en el blog. ¿La razón? El monumento que tiene en Montjuïc, y que siempre me ha llamado la atención. Un busto que nos observa permanentemente, desde su privilegiada ubicación con vistas panorámicas sobre Barcelona.
La Lenga d’Òc y Frédéric Mistral
Frédéric Mistral nació (8 de septiembre de 1830) en el seno de una familia de terratenientes acomodados, que vivían en el Mas du Juge, situado en la población provenzal de Malhana (nombre occitano de Maillane), entre Aviñón y Arles.
Aunque desde pequeño había hablado occitano, el verdadero interés por el estudio y la recuperación de esa lengua le llegó en la época de estudiante, cuando conoció al profesor Joseph Roumanille, que le ayudaría a reafirmase en el objetivo de trabajar por potenciar y consolidar el uso de su lengua materna.
Junto a Roumanille y otros intelectuales, en 1854, fundó le Félibrige, una sociedad cultural dedicada al uso y la preservación de la Lenga d’Òc, convirtiéndose en un verdadero activista en la su promoción y conservación.
Dentro de su producción literaria, en 1859 publicó su obra más famosa, Mirèio (Mireia), un poema que giraba en torno a la trágica historia de una joven, a quien impidieron que se casara con su amado, y que acababa muriendo de amor.
¡Por cierto! A vueltas con la obra de Mistral, dos curiosidades. La primera es que si te llamas Mireia, tienes que saber que debes tu nombre a Frédéric Mistral, ya que fue él quien lo popularizó. Hasta entonces, según parece, era desconocido.
La segunda, tal y como explica la Wikipedia, el apelativo Mirèio (Mirèlha en occitano clásico) está escrita en la grafía mistralenca occitana, un estilo lingüístico que introdujeron Roumanille y Mistral… Pero eso lo dejamos para los filólogos.
Influencia de Mistral en la Reinaxença
Frédéric Mistral está considerado el impulsor de la Reinaxença Occitana y, en paralelo, de la propia Reinaxença Catalana. La influencia que tuvo Mistral sobre los poetas catalanes del siglo XIX fue muy importante. De ahí la consideración que siempre se le ha tenido dentro de la cultura catalana. Lamentablemente, más a nivel académico, que a nivel popular.
De ahí que en Barcelona, Frédéric Mistral tenga dedicada una avenida, dos monumentos -entre ellos el busto del que hoy hablamos-, una escuela y la panadería en donde preparan las ensaimadas más deliciosas de Barcelona… Aunque el origen del nombre de la panadería tiene más que ver con el lugar en dónde tuvieron la primera tienda familiar, la avinguda Mistral, que con el nombre del poeta en sí.
El monumento de Mistral en Montjuic
Aunque ubicado en Barcelona, el monumento es un reconocimiento de toda Catalunya a Mistral, y se realizó siguiendo una costumbre que se había iniciado a principios del siglo XX, por parte de los organizadores dels Jocs Florals, haciéndolo coincidir con el centenario de su nacimiento.
Se inauguró el 29 de junio de 1930, y vino a complementar el conjunto de monumentos dedicados a escritores catalanes, que se habían ido instalando en el Parc de la Ciutadella desde 1908, a raiz de la commemoración de los 50 años de la restauración de els Jocs Florals.
En La Vanguardia del día 1 de julio de 1930, hay una crónica de la inauguración.
Siguiendo con el diseño de las esculturas de la Ciutadella, donde un arquitecto diseñaba el podium (normalmente tipo columna) y un escultor el busto, el monumento de Frédéric Mistral está formado por un busto cubierto con un sombrero de ala ancha -elemento que identifica al poeta- (obra de Eusebi Arnau), situado sobre un monolito de piedra (obra arquitectónica de Josep Puig i Cadafalch).
En los laterales de la base hay inscritos dos versos de Mirèio que, por razones políticas, se eliminaron en 1939, y en 2004 se volvieron a recuperar. De hecho, es uno de los monumentos de memoria historia que han prevalecido en la ciudad, aunque algo olvidado.
A pesar de estar situado junto al Palau Nacional, el encontrarse junto al tramo de escaleras menos concurrido de la zona hace que pase desapercibido para la mayoría, aunque siempre hay algún que otro despistado que se topa con él de manera fortuita, y se para a observarlo, sin saber realmente la importancia del personaje al que está dedicado.
La reinauguracion
Con motivo del centenario de su muerte, el 25 de marzo de 2014, el monumento se restauró y reinauguró, recuperando las inscripciones originales que desaparecieron en el 1939.
El monumento de la Avinguda Mistral
Como hemos comentado, además del busto que Frédéric Mistral tiene en Montjuïc, desde el 31 de enero de 1996 también cuenta con otro monumento en la avenida Mistral. Se trata de un monumento formado por tres paralelepípedos, de piedra coloreada, distribuidos en tres parterres diferentes, a lo largo de la calle.
Son obra del escultor Lawrence Weiner y de los arquitectos Jaume Graells y Ignaci de Lecea. Y cada uno de ellos tiene unos versos de Mistral, inscritos con letras de acero sobre la piedra. Pero esos ya iremos a visitarlos otro día.