Me tomo la libertad de coger prestado un poema a Miquel Martí i Pol para empezar a escribir sobre mi reciente visita a Pals. Un poema que dice así:
«De Pals enllà tot és mar i soroll; més ençà hi ha el silenci, un silenci que es diu amb noms sonors: Peratellada, Gualta, Fontanilles i sobretot Fontclara. Pels rostolls hem encalçat la tarda amb automóvil d’un groc molt més lluent que els blats lligats en garberes rodones. Tornats al Mas, en la calma del vespre, t’explicaré els secrets que he descobert astutatment als ulls de les turistes.»
El poema, que explica en pocas palabras un sentimiento que te transfiere este pequeño pueblo de l’Empordà, se puede leer en un panel que te encuentras cuando llegas al Mirador de Josep Pla, situado en la parte alta del centro histórico, y desde donde la vista se te pierde en el horizonte…
Dicen que el escritor de Palafrugell solía llevar allí a sus invitados para premiarles con las mejores vistas sobre todo l’Empordà.
Como bien dejó escrito Pla: «Pals mereix no una, sinó cent visites».
Con vistas sobre l’Empordà
Aunque Pals lo identifiquemos principalmente con un pueblo de entorno medieval situado en la cima del Puig Aspre, la extensión del municipio va mucho más allá, y junto a otros dos núcleos conforma un conjunto paisajístico privilegiado incluido en el Parc Natural del Mongrí, les Illes Medes i el Baix Ter.
El primero de esos núcleos es el dels Masos de Pals, una extensión principalmente plana, integrada históricamente por un conjunto de masías dispersas, zonas pantanosas y campos de cultivo.
El segundo es el de la Platja de Pals, núcleo constituido por una amplia extensión de dunas de arena de 3,5 km de largo, situadas a orillas del mar, y con diferentes espacios boscosos poblados por arbustos y pinos.
Breve pincela histórica
Pals está situado en la comarca del Baix Empordà, y su nombre deriva etimológicamente hablando de la palabra latina “palus”, que significa “lugar pantanoso” (aiguamoll), debido a las diferentes zonas húmedas que se encuentran repartidas por la zona.
No obstante, a pesar de tener un nombre latino no conserva restos de época romana, por lo que sus orígenes se relacionan más con el comienzo de la época medieval, en la que se construyó el castillo que le dio fama a lo largo de varios siglos. Diferentes documentos relacionan esa construcción con cesiones promovidas primero por los reyes francos (siglo IX) y, posteriormente, por los condes de Barcelona (siglo X).
De esa época también es la Església de Sant Pere, templo de estilo gótico que hay en la parte alta de la población, y que tuvo sus orígenes en un primer edificio románico, cuyos restos todavía se pueden ver en la parte izquierda de la fachada principal.
Parece ser que en el siglo XV el castillo sucumbió durante la Revolta dels remences, y de la estructura original solo se conserva la torre circular principal, conocida actualmente como la Torre de les Hores por el campanario que hay en su parte superior.
El centro histórico de Pals mantiene perfectamente el aspecto medieval de sus orígenes, tanto por la muralla con cuatro torres que lo rodea, como por sus calles empedradas, los arcos de medio punto que cubren algunas calles, las fachadas con ventanas ojivales o los balcones de piedra de algunos edificios.
Un entorno privilegiado
Pals es un lugar que entremezcla naturaleza y paisaje con historia y cultura, características que lo convierten en un lugar ideal para los viajeros que quieren descubrir y disfrutar de entornos peculiares.
El municipio forma parte del movimiento internacional Cittaslow (ciudades lentas), que promueve el “buen vivir” en la vida cotidiana de sus habitantes, apostando por los espacios peatonales, la eliminación del ruido, el respecto al medio ambiente y el turismo respetuoso con su medio natural, patrimonial y social, lo que le añade un plus de interés.
Dentro de ese mismo marco también se incluye su apuesta por la agricultura, la ganadería y la pesca de máxima calidad, así como por ofrecer una gastronomía basada en el uso de los productos locales y en la combinación de la cocina tradicional con la más moderna.
De ahí que la gastronomía de Pals sea otro de sus muchos atractivos a sumar, destacando especialmente por su producto estrella, que no es otro que el conocido como “arròs de Pals», un producto de denominación propia, que le otorga identidad y valor.
Arròs de Pals
Para los amantes de la gastronomía y de los productos de calidad, el arroz que se produce en esta localidad del Baix Empordà está considerado como una verdadera exquisitez.
La tradición de cultivar arroz en esta zona de Girona está documentada ya en el siglo XV, y en el siglo XVII, a través de una crónica de Pere Gil Estalella, se deja constancia de que el volumen de la producción ya abastece toda Cataluña: “Arroz se cull en Cathaluña; specialment en lo Ampurdà y algunas altras parts; y encara que no és tant ques puga enviar a altres parts y províncias; però és sufficient per a Cathaluña. No és tan fi y profitós com lo arròs ques cull en València; però és bo y saborós.”
Con la llegada del siglo XVIII la producción de arroz cayó en decadencia hasta finales del siglo XIX, pero se recuperó nuevamente a principios del siglo XX. El promotor de esa reintroducción del cultivo del arroz fue un indiano llamado Pere Coll Rigau que, tras hacer fortuna en Cuba y regresar, compró tierras y se estableció en el Mas Gelabert, una de las masías emblemáticas que todavía hoy se conservan entre medio de los arrozales.
El arroz que se produce en Pals se comercializa bajo la marca de “arròs de Pals”. Envasado y de calidad extra, también está adherido a la marca de garantía “Productes de l’Empordà”, un sello alimentario distintivo que certifica su origen y calidad.
Cultivo y variedades del «arròs de Pals»
Pals i la cuina de l’arròs
La gastronomía típica de l’Empordà está basada en el concepto “mar i muntanya”, que combina verduras, carne y pescado o frutos de mar, y donde el arroz tiene un papel destacado.
A vueltas con esa temática y con el arroz como producto estrella, desde 1994 y ya entrada la primavera, diferentes restauradores de la zona se unen en una campaña promocional, conocida como «Pals i la Cuina de l’Arròs”, que con el paso de los años se ha convertido en un evento gastronómico de primer nivel.
Durante todo un mes, los restaurantes adheridos ofrecen un menú temático a precio cerrado, en los que se pueden degustar desde tradicionales platos de arroz seco o caldoso, hasta otros mucho más sofisticados, que muestran cómo la creatividad puede llegar a enriquecer y transformar la cocina a partir de una misma materia prima.
La idea nació como una sencilla iniciativa para que Pals saliese en los medios de comunicación y, tras veinticinco años, se ha acabado convirtiendo en un evento imprescindible de las actividades gastronómicas que se celebran en la Costa Brava.
Un proyecto que se ha ido renovando y mejorando año tras año, al que se han ido sumando las nuevas generaciones de restauradores de la zona, y donde se ha constatado el éxito de sumar constancia, medios, producto, ganas y voluntad.
Como explican sus promotores, el resultado más satisfactorio de todo ello es que cada vez hay más personas que vienen a comer “arròs de Pals» en cualquier época del año.
Presentación de la campaña 2018 a la prensa (vía Diari de Girona).
Escaparse a Pals a recorrer los arrozales
No se necesitan demasiadas excusas para acercarse a conocer este encantador pueblo de l’Empordà, pero siempre hay razones que incentivan el interés. Y, por supuesto, recorrer sus arrozales y conocer más de cerca la producción del arroz puede ser una de ellas.
A través de Visit Pals (oficina de turismo) puedes consultar las diferentes excursiones por la zona, u obtener información detallada por si quieres recorrerla a tu aire. Entre los imperdibles, hay que incluir una visita al Molí de Pals, que te acerca a la historia del cultivo y la producción del arroz.
Originaria del siglo XIV, esta masía fue propiedad de uno de los linajes nobles de Girona, y entre los diferentes espacios que la conforman hay molino de harina y otro de arroz. Éste último está en proceso de convertirse en un museo interpretativo dedicado al cultivo y la producción de este cereal.
Un lugar interesante no solo por su pasado histórico, su encanto arquitectónico y su entorno natural, sino por su apuesta por acercar al público la cultura del cultivo y la producción del arroz, como un valor inestimable y propio de la zona.
Galería fotográfica
Visit Pals
Oficina de turisme
Plaça Major, 7