“Tant el carrer com la casa que alberga aquesta taberna semblen pertànyer a una posta d’altres temps. Els seus fonaments tenen més de dos-cents anys. Per tant, fa només un segle que tenen passaport barceloní» La Vanguardia, 20 de diciembre de 2013.
[«Tanto la calle como la casa que alberga esta taberna parecen pertenecer a una casa de postas de otros tiempos. Sus cimientos tienen más de doscientos años. Por tanto, hace solo un siglo que tienen pasaporte barcelonés”].La Bodega José Massana, o Can Massana como se le conoce popularmente, es una taberna situada en el barrio de Horta, concretamente en la calle Horta, corazón del antiguo pueblo anexionado a Barcelona y muy próxima a la renovada plaça Eivissa. Seguro que no os estoy descubriendo nada nuevo, porque se le han dedicado infinidad de reportajes y artículos de blogs, pero hace un tiempo que los de casa teníamos pendiente ir a visitarla y probar su oferta gastronómica. Finalmente tuvimos la oportunidad de hacerlo hace una semana.
Una bodega de «las de toda la vida»
La primera sensación que tienes al entrar en su interior es la de regresar al pasado, especialmente para aquellos que ya hemos superado los cuarenta y bastantes. El primer recuerdo que te viene a la cabeza es el del obligado encargo que teníamos de niños de ir a por sifón, gaseosa o a rellenar la garrafa de vino en la bodega «de al lado de casa».
La Bodega Massana es una de las “de toda la vida”, donde todavía se puede comprar vino a granel o beber ví del Priorat en porrón, con sifón o gaseosa. Eso sí, a un precio razonable.
No os voy a explicar nada sobre su historia, ya que solo con visitar su web podéis encontrar suficiente información al respecto; tanto de la bodega como del barrio en el que se encuentra. No obstante, hay dos hechos que no puedo dejar pasar por alto comentar ya que, por motivos familiares, me han llamado poderosamente la atención. De un lado, el año de su fundación. Del otro, el lugar de procedencia de sus fundadores.
Según explican, la Bodega Massana la fundó en 1930 una familia natural de la población vallesana de Ripollet, de ahí que inicialmente se le conociese como Can Ripollet, nombre que mantendría hasta los años 50s, cuando pasarían a regentarla los hermanos Massana, procedentes de la población del Alt Penedès, Sant Pau d’Ordal.
Ripollet 1930
Pues bien, a principios de 1930, en Cerdanyola del Vallès, población vecina a Ripollet, nació una niña a la que pusieron por nombre Catalina. Solo unos meses más tarde, se trasladó junto a sus padres y su hermano mayor a Ripollet, población en la que nacerían sus dos hermanos pequeños, y en la que permanecería toda la familia hasta que comenzó la Guerra Civil.
Treinta y seis años más tarde, en 1965, esa niña se convertiría en mi madre, y de ahí la sorpresa que me llevé al saber de los orígenes de los fundadores de la bodega (posibles vecinos de mis abuelos, dadas las dimensiones del pueblo por aquella época).
Por lo que he podido indagar entre algunos vecinos de Ripollet de toda la vida, parece ser que esa familia, antes de marchar a Horta, habían vivido en Can Xarau, un lugar muy conocido en el pueblo donde tenían un negocio de leña y carbón.
De visita a la Bodega Massana
Volviendo a nuestra visita a la Bodega Massana, nada más entrar en ella te encuentras la zona de venta de vino a granel, donde se conservan grandes botas de vino y una tradicional fresquera de madera, típica de este tipo de establecimientos.
En la parte interior del establecimiento está la zona de comedor, con tradicionales mesas de mármol blanco y otras vestidas con manteles a cuadros rojos, desde la que se accede a una pequeña terraza exterior. Las paredes están decoradas con fotografías antiguas de la bodega y del antiguo pueblo de Horta.
Esmorzars de forquilla
Respecto a la gastronomía, una de las especialidades de la casa son «els esmorzars de forquilla”, tradicionales almuerzos a la brasa donde puedes elegir entre butifarra blanca o negra, morcillas de cebolla, tocino, lomo, beicon, chistorra, salchichas, entrecot y/o huevos fritos. Todo ello acompañado con judías secas o patatas al horno o fritas y un buen porrón de vino. Una apetitosa «orgía de colesterol», que «una vez al año, no hace daño».
No obstante, si eres de los modernets que optan por redescubrir lugares tradicionales a la busca de vermuts de lo más cool, la Bodega Massana también puede ser un lugar para ti. Desde hace un tiempo han apostado por adaptarse a las nuevas tendencias, por lo que cada sábado ofrecen la posibilidad de degustar un maridaje sorpresa, combinando tapas de diseño con vino o cava. Una atractiva propuesta que está teniendo mucho éxito. Cada semana podéis consultar la oferta correspondiente en su página de Facebook.
La bodega abre de lunes a viernes de 7h00 a 19h00, y los sábados de 7h30 a 15h00. Está cerrada los domingos y festivos.
Para saber más: Memòria dels barris: Can Massana
Bodega Massana
C/ Hort, 1
Barcelona