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A ESTADOS UNIDOS CON NORWEGIAN

Ayer nos llegó la fabulosa noticia de que Norwegian Air Shuttle ASA vuelve a apostar por Barcelona.

Si en abril de 2014 abrió una base de operaciones en el aeropuerto del Prat, y en 2015 inauguró su oficina corporativa para el sur de Europa en el mismo aeropuerto, ahora nos han anunciado que 2017 será el año de su estreno en los vuelos directos de Barcelona a cuatro ciudades estadounidenses. Concretamente: Nueva York, Miami, Los Ángeles y San Francisco.

Norwegian es una de las aerolíneas europeas enmarcadas dentro del tipo de low-cost pero con unos servicios de primera, tal y como hemos podido comprobar personalmente este pasado verano. Nuestra apuesta por viajar a EEUU con esta aerolínea ha sido un acierto, en la que los puntos positivos sobrepasaron en mucho a algún que otro detalle a mejorar.

Cuando en el mes de abril decidimos que nuestro destino vacacional de este verano sería la costa este de los Estados Unidos, no dudamos en visitar la página web de la compañía aérea para reservar los vuelos. Nos habían hablado muy bien de ella, pero hasta el momento no habíamos viajado en ninguno de sus vuelos, por lo que ha sido nuestra primera experiencia.

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Embarcados con destino a Copenhague

Vuelo con escalas

A la espera de que sea una realidad la promesa de fletar vuelos directos desde Barcelona a EEUU, este año hemos tenido que volar a través de Escandinavia. Ida con escala en Copenhague y regreso con escala en Oslo.

La parte positiva es que si dispones de suficiente tiempo de espera, te puedes ir a visitar ambas capitales.

Especialmente fácil el acceso a Copenhague desde el aeropuerto, cuyo centro urbano se encuentra a escasos quince minutos de metro de la terminal. En el caso de Oslo –aunque inicialmente nos propusimos hacerlo-, finalmente nos quedamos en el aeropuerto ya que el jet lag pudo con nosotros.

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Escala en nuestro vuelo a USA. Aeropuerto de Copenhague

Tarifas

Como ocurre en la mayoría de las compañías aéreas, también Norwegian dispone de diferentes tarifas aéreas.

Aunque inicialmente nos decantamos por comprar la tarifa LowFare (la más económica), tuvimos que quedarnos con la LowFare+, ya que te permite facturar una maleta por persona además de poder llevar un bulto de mano.

Esta tarifa, además de permitirnos olvidarnos del equipaje en Barcelona hasta aterrizar en JFK, incluyó un servicio de catering a bordo, que incluía un menú caliente a las pocas horas del despegue, y un menú frío ya casi al final del vuelo. En el caso de que no lo hayas reservado previamente, y quieras comer algo durante el vuelo, tendrás que pagarlo durante el mismo.

La tarifa también nos permitió reservar los asientos de todos los vuelos (dos de ida y dos de vuelta), cosa que se agradece especialmente cuando tienes que cruzar el Atlántico. Dado que compramos los billetes con tiempo, pudimos disfrutar de la comodidad de ir en los primeros asientos, donde tus piernas son las máximas beneficiadas tras un vuelo de 8h30.

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Menú abordo

Los aviones

Aunque poco os puedo explicar de los conceptos técnicos de un Boeing 737-800 y de un Boeing 787-8 Dreamliner, lo que sí que puedo confirmar es que, a diferencia de otras aerolíneas de bajo coste, en Norwegian el espacio entre asientos permite que no te quedes encajonado y puedas mover las piernas. ¡Incluso cruzarlas!

También vale la pena mencionar la comodidad que aporta el tapizado de las butacas.

Los vuelos por dentro del territorio europeo disponen de wifi gratuito, algo que hoy en día no tendría que ser noticia, pero que no todas la compañías ofrecen a diferencia de Norwegian. La conexión no es perfecta, pero debemos tener en cuenta que nos encontramos a más de 8000 metros de altitud.

Destacar también la comodidad de disponer de una pantalla individual durante el vuelo transoceánico, con un menú de películas y documentales variado que te permite poder elegir qué prefieres ver. ¡Por cierto! Recomendable pensar en llevar unos auriculares, así no hay que pedirlos ya que de entrada no te los dan.

Respecto al fuselaje, llama especialmente la atención las colas de los aparatos. No por su diseño, sino por su decoración. La mayoría de ellas lleva pintada la imagen de un personaje histórico. Si repasas en la revista corporativa quiénes son, verás que la mayoría son escandinavos, pero entre ellos descubrirás a tres que te serán más conocidos.

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Boeing 737-800

El personal

Respecto al personal de cabina, destacar su amabilidad y profesionalidad.

Lo que particularmente me llamó más la atención fue la variedad de tipos de uniformes y complementos que lucieron las diferentes tripulaciones. Mientras que el personal que nos acompañó entre Barcelona y Escandinavia vestían principalmente en color azul marino, los auxiliares de los vuelos transatlánticos lucían unas llamativas americanas a cuadros con chalecos a juego, cuya trama combina los colores corporativos, según me comentaron. Me pareció que les daban un leve aspecto escocés más que noruego, aunque eso solo es una apreciación personal.

Según parece, el diseño de los uniformes (de Moods of Norway) para los vuelos de larga distancia se ha realizado con la idea de que combine con el decorado interior de la cabina y, además, su aspecto algo vintage pretende recordar los que solían llevar los auxiliares de las compañías estadounidenses en los años 60. Eso es lo que me explicaron.

Respecto al personal de tierra: excelente el del aeropuerto de Barcelona, de Copenhague y de Oslo. Ya no tanto el de Nueva York, especialmente la persona que nos atendió en el mostrador de facturación al regreso. Pero es imposible que todo sea perfecto. Pensaremos que «no tenía el día».

Dos contratiempos

El primero, como he comentado, la actitud de la azafata que nos realizó los trámites de facturación en JFK.

No solo nos trató de ignorantes por no entender qué quería decir al preguntarnos sobre “the exit rules”, debido a que teníamos reservados asientos en primera fila (los mismos que ya habíamos ocupado en nuestro viaje de ida, sin ningún tipo de problemas). Sino, que no nos incluyó todos los comprobantes de las maletas –mientras estaba preparando las etiquetas se dedicó al flirtear con otro de los empleados-, y tuvimos que regresar de nuevo a la zona de facturación al darnos cuenta de ello poco antes de pasar el control de seguridad.

El segundo, tras aterrizar en el aeropuerto de Oslo, tener que tirar las bebidas que no habíamos consumido del cátering del menú de a bordo y el agua que habíamos comprado en el Duty free ,después de haber pasado los rigurosos controles de Nueva York. Según nos comentaron era debido a las normas de seguridad que había que cumplir para hacer el transfer hacia Barcelona.

Menos mal que no somos viajeros dados a comprar licores ni en las zonas libres de impuestos de los aeropuertos, ni en el propio avión. En caso de haberlo hecho hubiésemos tenido que tirarlos, y no son precisamente baratos.

Sería bueno que lo avisasen.

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De regreso a casa

En conclusión

Creo que nuestra primera experiencia Norwegian, a pesar de los dos pequeños contratiempos que he comentado y de que una de las maletas llegase con una de las asas rota (efectos colaterales), ha sido totalmente recomendable.

Los vuelos salieron a su hora, las esperas fueron mínimas (demora en Copenhague por culpa de algunos pasajeros) y las maletas fueron y volvieron. Además, por el mismo precio, pudimos empezar nuestras vacaciones visitando la capital danesa.

Finalizada esta primera experiencia, ya estamos a la expectativa de repetir alguna de sus múltiples rutas tan pronto como nos sea posible. Especialmente si se nos abre la posibilidad de viajar a la costa oeste de EEUU a bajo precio y en un vuelo directo desde Barcelona.

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