“Lo que estoy buscando… Es un movimiento inmóvil, algo que sería el equivalente de lo que se llama la elocuencia del silencio” (Joan Miró).
Joan Miró i Ferrà nació en Barcelona un 20 de abril de 1893 y murió en Mallorca, un 25 de diciembre del año que intercambió la segunda y la tercera cifra del de su nacimiento, 1983. Está enterrado en el Cementerio de Montjuïc, frente a su mar Mediterráneo, no excesivamente lejos del lugar en donde se levanta el edificio que acoge una buena parte de su obra. Fue pintor, escultor, grabador y ceramista, así como uno de los máximos representantes del movimiento surrealista. Dicen los entendidos que su obra nace de la memoria y del subconsciente, que plasma con gran fantasía e imaginación, y donde la combinación de las formas geométricas y el color (especialmente el rojo, el azul y el amarillo) se convierten en arte. Unos trazos simples y coloridos que siempre me han recordado al mundo de la infancia.
Aunque su relación con Barcelona no tuvo unos inicios especialmente buenos, los años hicieron que se fuese endulzando, llegando en 1971 a prometer que su legado a la ciudad sería por terra, mar i cel, lo que le llevaría a crear tres obras diferentes que darían la bienvenida a las personas que llegasen a la ciudad por tierra, mar o aire. Y así fue como ocurrió.
Regresando a las propuestas de rutas que casi tenía abandonadas, hoy he elegido como hilo argumental a Joan Miró y a la huella que dejó en Barcelona, lo que nos invita a darnos un largo paseo por diferentes partes de la ciudad.
El Passatge del Crèdit
El recorrido lo tenemos que empezar en la calle Ferrán cerca de la plaça de Sant Jaume, concretamente en el número 4 del Passatge del Crèdit donde está la casa en que nació. Este pasaje, que une el carrer Ferran con el carrer de la Baixada de Sant Miquel, lo construyó el arquitecto Magí Rius i Mulet (autor de la Villa Urània del carrer Saragossa) entre los años 1875 y 1879, a propuesta de la Sociedad Catalana General de Crédito. Entre las curiosidades arquitectónicas de la construcción destacan los forjados de hierro (típicos de la época), que se utilizaron tanto en su estructura como en los elementos ornamentales, y los techos de madera con relieve que hay en la zona cubierta del pasaje. Este fue uno de los lugares de rodaje de la película Salvador, calle en donde se supone vivía la familia Puig Antich.
Actualmente, la casa en la que nació Miró, en cuya puerta una placa recuerda la efeméride, forma parte del Hotel Rialto al que se accede desde la calle Ferran.
Aunque nuestro próximo destino será la Rambla y el Pla de la Boquería, no podemos dejar de acercarnos al edificio del Ajuntament en la plaça de Sant Jaume, ya que en su patio interior hay una estatua del artista, denominada Dona, que el artista les regaló en 1982.
La Rambla
Ya en la Rambla, caminamos dirección a la plaça Catalunya y justo enfrente del Teatre del Liceu nos paramos en el Pla de la Boquería, y miramos a nuestros pies… En el pavimento de ese lugar, donde estuvo el Portal de Santa Eulàlia de la muralla medieval de Jaume I hasta su demolición en 1760, en 1976 Joan Miró colocó una de sus obras. Un mosaico en forma circular donde predominan sus tres colores elementales (amarillo, rojo y azul) y que se conoce como Pla de l’Os. Una obra de arte que pisan diariamente miles de paseantes de la Rambla, y que está expuesta al desgaste del paso del tiempo de acuerdo a la voluntad del artista. Esta obra es la que “da la bienvenida” a las personas que llegan por mar a la ciudad, dada su proximidad al puerto, y es la segunda que se colocó en Barcelona.
El aeropuerto del Prat
La primera se colocó seis años antes, en 1970, y fue el gran mural de cerámica que todavía hoy se conserva en la fachada exterior de la Terminal 2 del aeropuerto del Prat y que, evidentemente, es la obra que «da la bienvenida” a los viajeros que llegan por aire. Desde que se abrió la nueva Terminal 1, en 2009, ya no es habitual ver el mural al llegar a Barcelona, pero la obra sigue conservando todo su interés y siendo objetivo buscado de fotógrafos y cámaras que se desplazan ex profeso allí.
L’Eixample
Subiendo por la Rambla de Catalunya llegamos hasta el número 335 de la calle Consell de Cent, donde estuvo el restaurante Orotava. Este restaurante, fundado en 1929, fue un lugar habitualmente concurrido por escritores, pintores y escultores, donde su propietario además de servir un exquisito menú sentía una especial devoción por el arte, por lo que era habitual ver a los comensales almorzar o cenar rodeados de obras de arte y/o antigüedades. A pesar de que el restaurante cerró en 2005, en la fachada todavía se conserva el mosaico que les regaló Joan Miró, titulado Homenaje al 50º aniversario del restaurante Orotava.
De camino a nuestro próximo destino, a la altura del cruce de las calles Diputación y Entença, una pintura sobre el pavimento nos recuerda que estamos frente a una escuela que lleva el nombre del pintor: es el CEIP Joan Miró.
El Parc de Joan Miró
El siguiente lugar al que debemos desplazarnos para seguir la ruta temática es el Parc de Joan Miró, más conocido como el Parc de l’Escorxador, ubicado en el Eixample izquierdo de Barcelona y muy próximo a la Estació de Sants. El parque tiene una extensión de cuatro islas del Eixample y ocupa los terrenos del antiguo matadero general de Barcelona, de ahí el nombre con el que se le conoce popularmente. Ahí es donde localizaremos la tercera escultura que «da la bienvenida» a los que llegan a la ciudad, en este caso a los que lo hacen por tierra, a través del tren. La escultura, que está situada dentro del estanque, data de 1983 y se conoce con el nombre de Dona i ocell.
El parque fue el primer proyecto de obra pública que se llevó a cabo en Barcelona desde la llegada de la Democracia y, a pesar de que el artista ya contaba con 90 años, aceptó el reto de diseñar la escultura inspirándose en la obra Femme et oiseau que había creado en los años 60 y que medía 3,4 metros. El resultado es una colosal estatua de 22 metros de altura, con una estructura de cemento armado y decorada con cerámicas de colores, imitando la técnica del trencadís.
Además de la escultura y de que el parque lleve su nombre, el artista barcelonés también tiene dedicada una biblioteca pública dentro del recinto, la B. Joan Miró, el primer edificio concebido como biblioteca de la ciudad. Os recomiendo que subais a la terraza del C.C. Las Arenas, desde donde gozareis de una excepcional vista panorámica sobre el parque.
La Fundació Joan Miró
Desde allí seguimos nuestra ruta hacia Montjuïc, donde en el número 1 de la Avinguda Miramar está la Fundació Joan Miró, el museo que contiene la colección más completa de obras del artista, con más de 14.000 piezas entre pinturas, esculturas, cerámicas, tejidos y dibujos. Entre las piezas de la colección permanente, y a propósito de la relación de Miró y Barcelona, destacan 50 litografías en blanco y negro conocidas como Serie Barcelona, que se publicaron en 1944 en una imprenta barcelonesa.
El museo se inauguró el 10 de junio de 1975 y ocupa un edificio de estilo racionalista obra de Josep Lluís Sert, que se caracteriza por su luminosidad, su frescor y los espacios abiertos sin barreras arquitectónicas. Es un verdadero must de la montaña de Montjuïc. Dicen que la idea del museo se gestó a raíz de la exitosa exposición que Miró realizó en el antiguo Hospital de la Santa Creu de Barcelona en 1968, totalmente al contrario de lo que le ocurrió en 1918 con la que hizo en las Galerías Dalmau de la calle Portaferrisa 18, cuando la indignación del público ante las obras expuestas provocó algunos desperfectos en las pinturas.
Otros lugares mironianos
Ya que estamos en Montjuïc, podemos sugerir pasarnos por el cementerio donde está enterrado el artista, un punto de interés de la ciudad desde hace un tiempo y donde se ofrecen rutas guiadas gratuitas para conocer las tumbas más emblemáticas, ya sea por quien las diseñó o por quien yace en ellas.
Pero si preferimos movernos por otros lugares menos lúgubres, siempre podemos ir al recién estrenado Museu del Disseny, en el edificio HUB de la plaça de les Glóries, donde se conserva una colección de 20 piezas de cerámica que Miró donó a la ciudad; o darnos una vuelta por la plaça de Rubén Dario en el barrio de Sant Andreu del Palomar, donde en 1994 los escolares del barrio crearon el mosaico Homenatge a Joan Miro, en honor al artista; o acercamos a la Vila Olímpica y descubrir la calle que Barcelona le tiene dedicada, además de acabar la ruta disfrutando de la brisa del Mar Mediterráneo.
El logo de «La Caixa»
Para finalizar, os dejo con este enlace donde se explica el origen del famoso logo de La Caixa, que también diseñó el artista y que, queramos o no, también es algo que podemos relacionar con la Barcelona mironiana, y que se presentó públicamente con motivo de la inauguración del antiguo Museu de la Ciència (hoy en día CosmoCaixa), en 1981.
Para saber más:
La Barcelona de Joan Miró
Fundació Joan Miró
molto belli e creativi
Grazie mille!