Y por fin llegamos al final de nuestro recorrido, antes de dirigirnos a nuestro tercer destino, la Basílica dels Sants Just i Pastor. Ahora toca hablar de una planta gótica con santa, condes y condesas.
Entramos en el interior de la catedral y podemos observar que está distribuida en tres naves, cosa corriente en las grandes iglesias góticas. No obstante, un pequeño detalle nos tiene que llamar la atención; mientras que la nave central suele ser más alta que las laterales, en el caso de la catedral de Barcelona las tres tienen más o menos la misma altura. Y diréis ¿por qué? Seguramente, por la necesidad de unificar el espacio, tal y como acostumbra a seguir el estilo gótico catalán, del que veremos una magnífica muestra cuando visitemos la Basílica de Santa Maria del Mar.
A pesar de la infinidad de detalles que podemos observar, solo vamos a centrarnos en resaltar tres curiosidades relacionadas con la nobleza, los condes y las condesas.
Como mandaba la costumbre en las grandes construcciones religiosas medievales, la catedral de Barcelona dispone de las correspondientes reliquias de un personaje santo, que como ya hemos ido comentando corresponden a Santa Eulalia, a quien está dedicada la catedral. Sus restos descansan en un sarcófago de alabastro situado en la cripta que hay bajo el altar mayor. No obstante, junto a los restos de esta infortunada muchacha también están enterrados los cuerpos de diferentes soberanos del condado de Barcelona. Frente a los de dos de ellos vamos a realizar una pequeña parada para explicar una breve historia.
Caminamos por el pasillo lateral de la derecha hasta llegar a la altura de la sacristía. Recordamos que en el claustro había un cartel que nos indicaba que en este lugar se guardaba la custodia mayor de la catedral de Barcelona, donde destaca el trono del rey Martí l’Humà y las coronas reales. Pero no es ese nuestro objetivo. Si observamos la pared veremos dos sepulcros de piedra sobre un conjunto de pinturas en las que destaca la bandera catalana. Se trata del lugar donde reposan los restos del conde de Barcelona, Ramón Berenguer I, y su tercera esposa, Almodis de la Marca.
Partiendo de la idea de que no son los únicos restos de personas relacionadas con el condado de Barcelona que descansan en esta catedral, nos preguntaremos ¿y qué tiene de curioso? Pues que fue uno de los matrimonios de la casa condal que más dieron que hablar. Por un lado, la historia nos habla del supuesto rapto pactado de la futura condesa por parte del conde, estando todavía casada con su segundo marido. Y por otro, la total oposición a su matrimonio a la que tuvieron que enfrentarse tanto por parte de la poderosa Ermesenda de Carcasona -abuela del conde-; el enfrentamiento constante al hijo primogénito del conde -fruto de su primer matrimonio-, y a la excomunión que les condenó la Iglesia. Una historia de amor, odio y traiciones que Chufo Lloréns ha plasmado en su obra “Te daré la tierra”, que os recomiendo leer.
La segunda curiosidad la encontramos en el propio altar mayor de la catedral. Si nos fijamos bien veremos dos capiteles de columnas a modo de patas. No son más que dos verdaderos capiteles visigóticos que se conservan de la catedral primitiva.
Y la última curiosidad que os quiero comentar es el porqué de los 64 escudos heráldicos pintados en el respaldo de cada una de las sillas de madera que hay en el coro. Para ello no tenemos más remedio que viajar en el tiempo, concretamente al siglo XV y explicar la historia de la Orden del Toisón de Oro.
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