Dicen que el Boo Beach Club Barcelona se inauguró con el objetivo de convertirse en el «Chiringuito del siglo XXI» de Barcelona. En cierta manera, lo consiguió. Muchos pudimos comprobarlo en persona. Pero la cuestión es que el negocio finalizó y su estructura, la estructura del edificio que fue, ya tiene los días contados.
El nacimiento del Boo Beach Club
El miércoles, 13 de julio de 2011, el Boo Beach Club abría sus puertas en el emblemático edificio, en forma de “barco varado en la arena”, que se construyó sobre el espigó de Bac de Roca, en la Nova Mar Bella. Un edificio que, anteriormente, ya había acogido el desaparecido restaurante La Oca Mar.
Vistas panorámicas, terraza-lounge a pie de playa, copas, música, disco y sofisticada comida marinera y de mercado fueron, en un rápido resumen, algunos de los incentivos que te ofrecía acercarte hasta el Boo Beach Club y disfrutarlos en pareja o con amigos.
Además de tener el mar Mediterráneo frente a ti, las panorámicas te permitían ver, por un lado, Montjuïc, las torres Mapfre y llevar la vista hasta el Hotel W. Y por el otro, buena parte de la zona del Fórum, la costa badalonesa y un poco más allá. Y, cómo no, te ofrecía más la posibilidad de vivir la sensación de estar dentro de un navío anclado frente a Barcelona, que en un elegante beach club frente al mar.
En Barcelona en horas de oficina pudimos disfrutar del lugar en un par de ocasiones. Con motivo de una celebración familiar, y asistiendo a un evento promocional, donde hubo música, cátering y photocall.
El desgraciado inicio de los «locos años 20»
Pero llegaron los nunca mejor llamados “locos años 20” del siglo XXI, y el Boo Beach Lounge también se vio afectado por ese presentismo apocalíptico que nos viene acosando desde 2020. Diferentes desgracias se fueron sumando en su contra.
Solo inaugurar el año 2020, el temporal Gloria causó graves desperfectos en todo el litoral barcelonés y, en consecuencia, también afectó al Boo Beach Club. Solo un par de meses después, llegó el cierre obligatorio por la pandemia de la Covid-19. En agosto del 2020, el edificio fue pasto de las llamas a causa de un incendio que se atribuyó al sistema de aire acondicionado.
En los siguientes dos años sufrió una ocupación ilegal, el consiguiente tapiado de puertas y ventanas y el fin de la concesión de negocio. En resumen, un despropósito que ha llevado al total abandono del edificio, a pesar de su genial ubicación y el curioso diseño del edificio, y que no ha hecho más que convertirlo en una mole de cemento a pie de playa, en la que los grafiteros han encontrado un excelente lienzo de pintor.
Derribo de un edificio que tuvo su qué
Por todo ello, el edificio-barco del espigó de Bac de Roca tiene los días contados. Su demolición por decisión del consistorio municipal es un hecho, como bien han informado los medios, y su desaparición del skyline de Barcelona ya podemos darla por hecha.
Aunque ha llegado a cumplir la década de vida y a pesar de las desgracias sufridas, esa curiosa construcción de la Nova Mar Bella, tras su demolición, ya solo se conservará en el álbum de fotografías que algún día tomamos del lugar, o en algún antiguo artículo de prensa, que todavía hoy sigue recomendando hacerle una visita.
Será otra construcción de las que pasará a engrosar la lista de edificios desaparecidos de Barcelona y que tendremos que echar mano de la hemeroteca para saber de ella. De ahí el motivo del porqué hemos redactado este post.
Para saber más:
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