Els Tres Tombs | Una vez finalizado el ciclo de Adviento y Navidad llega el mes de enero, y con él entramos de lleno en el ciclo de Carnaval. ¿Y por qué os explico esto? Pues bien, porque las tradiciones vuelven a la carga, y la rueda del calendario festivo no deja de girar.
Dice el “Costumari” que con la llegada del año nuevo, llegan las fiestas dedicadas al Carnaval… el frío es intenso, pero empieza el camino hacia el equinoccio de primavera; y la tierra dormida, empieza a despertar… Las saturnales romanas, donde los patricios eran esclavos y los esclavos patricios, siguen adelante… Y para darle el pistoletazo de salida que mejor que hacerlo coincidir con la fecha onomástica de algún santo. ¡La famosa cristianización vuelve a la carga! ¿Y qué mejor que la onomástica de un santo? Pues, las onomásticas de tres santos… Y si además tienen barba… ¡mejor que mejor!
Tres santos barbudos en la misma semana
Dicho todo esto, ya tenemos la perfecta entrada para hablar del tema que nos ocupa hoy, que no es otro que la Setmana dels Barbuts (la Semana de los Barbudos), la fiesta mayor del barrio de Sant Antoni de Barcelona y la famosa tradición de Els Tres Tombs o Las Tres Vueltas, a pesar de que la traducción suena horriblemente mal.
Con solo tres días de diferencia, a mediados de enero se celebran las onomásticas de tres santos. Los tres tienen como característica común que la hagiografía los representa con largas y espesas barbas, por lo que a esa semana del año se le conoce como la setmana dels Barbuts. Además, el aro que llevan alrededor de la cabeza hace que se piense en el planeta Saturno y, en consecuencia, en las famosas saturnales que, como ya hemos dicho, se celebraban en esta época del año.
Siguiendo con nuestro libro de costumbres, la semana suele coincidir con la semana más fría del año, ya que la gente dice que los santos traen el frío en la barba, y según las previsiones atmosféricas parece ser que será verdad. Por lo tanto, podemos afirmar que quan vénen els tres barbuts, Sant Pau ermità, Sant Maure i Sant Antoni Abat, vénen els freds cascarruts, frase difícil de traducir sin que pierda la sonoridad.
Pues bien, ya sabéis quiénes son esos tres famosos santos barbudos.
Sant Pau Anacoreta (San Pablo Ermitaño)
El primero de los tres es Sant Pau Anacoreta (San Pablo Ermitaño). Era de Tebas y está considerado el primer ermitaño cristiano. Vivió entre los siglos III y IV dC. De muy joven se fue a vivir a las montañas del desierto, y se instaló en una cueva, junto a una fuente y una palmera, de cuyos frutos se alimentaba y con cuyas hojas se vestía. Después de muchos años de vivir en esa situación, un cuervo empezó a traerle un trozo de pan diario. Dicen que murió en ese lugar, cerca ya de los 113 años.
Parece ser que tuvo un encuentro con San Antonio Abad en el desierto, quien se encargaría de enterrarlo, ayudado por dos leones. Le otorgaron el calificativo de ser “el primer monje” y, en su honor, se fundó la Ordre de Sant Pau Primer Eremita (Orden de San Pablo Primer Eremita). En Barcelona fue el segundo patrón del gremio de los esparteros y estereros, ya que, en el desierto, fue el primero en tejer esparto para hacer alfombras.
Sant Maur Abar (San Mauro Abad)
El segundo santo barbudo de la semana es Sant Maur Abat (San Mauro Abad). Era italiano y vivió en el siglo VI dC. Fue el primer discípulo de Sant Benet de Núrsia (San Benito de Nursia) y abad de un monasterio de la Orden. Cuatro leyendas inspiradas en su vida se utilizaron de patrón para crear el ideal de un monje benedictino.
Sant Antoni Abat (San Antonio Abad)
El tercer santo barbudo no es otro que Sant Antoni Abat (San Antonio Abad), también conocido como Antoni Abbàs, patrón de los animales domésticos y de los arrieros (traginers), alrededor de cuya fecha de onomástica se celebra la tradicional cabalgata de Els Tres Tombs en su honor.
Fue un monje cristiano, nacido en el Alto Egipto y coetáneo, como ya hemos explicado, de Sant Pau Anacoreta. La leyenda le otorga el honor de haber sido un gran amigo y defensor de los animales, y explica cómo después de haber curado a un pequeño cerdo, éste, en agradecimiento, lo acompañó el resto de su vida. Un hecho que queda pasmado en las iconografías que representan al santo, ya que siempre hay un cerdito junto a él.
El barri de Sant Antoni de Barcelona
Y llegados a este punto, como hoy ha empezado la Festa Major del barri de Sant Antoni, vale la pena hacer una breve mención a ese barrio y, evidentemente, a la fiesta de Els Tres Tombs.
Según información del Ajuntament de Barcelona, el nombre del barrio tiene su origen en la iglesia que en época medieval había junto al portal del Raval o portal de Sant Antoni, en la tercera muralla de Barcelona. De allí partía un camino hacia el antiguo pueblo de Sants que pasaba por la cruz de término de la ciudad, conocida como la Creucoberta, y que en la actualidad corresponde a la avenida Mistral.
El eje central de la expansión del barrio fue el mercado de abastos, que construyó Rovira y Trías entre 1872 y 1882, como mercado del barrio obrero del Raval, y actualmente en proceso de restauración.
La tradición comercial del barrio se ha mantenido hasta hoy en día. Y sigue siendo muy popular por el mercado que se celebra cada domingo por la mañana, en donde se pueden comprar o intercambiar libros viejos y materiales de coleccionismo. ¿Quién no ha ido alguna vez a buscar aquel cromo que nunca “le salía”?
De la iglesia de Sant Antoni actualmente solo se conservan tres arcos ojivales del porche, que forman parte del colegio de los Escolapis de Sant Antoni. La iglesia se quemó en 1909, y se acabó derrumbando totalmente en 1936.
Un edificio con mucha historia: la antigua Casa de la Bolla
El edificio gótico que hay enfrente del lugar en donde se conservan los restos de la desaparecido templo es la antigua Casa de la Bolla, y tiene una curiosa historia.
En la etapa medieval fue propiedad de la Diputació del General (embrión de la Generalitat de Catalunya), y es donde se cobraban los impuestos de entrada y de salida de mercancías a y desde la ciudad amurallada. El nombre está relacionado con los sellos que acreditaban que ya se había pagado por una determinada mercancía. A esos sellos se les conocía como bollets o butlles, nombres que también se utilizaban para referirse a los que se usaban en otros documentos oficiales, como por ejemplo las bulas pontificias.
Según explican, el 11 de septiembre de 1714, ante la inevitable entrada de las tropas borbónicas a la ciudad de Barcelona por el barri de Sant Agustí Vell (situado al otro lado de la Rambla), los austracistas que todavía resistían se reunieron en esa casa para estudiar los términos de la capitulación. Una capitulación que firmarían al día siguiente, 12 de septiembre de 1714, y en ese mismo lugar, el general Antoni de Villarroel y el duque de Berwich.
Origen de la cabalgata de Els Tres Tombs
Y entrando directamente en el porqué de la cabalgata de Els Tres Tombs, tenemos que trasladarnos a las costumbres rurales de siglos atrás, y a la tradición ancestral de homenajear a las divinidades protectoras de los animales de carga o de trabajo.
La tradición tiene sus orígenes en épocas paganas, cuando se solían dar vueltas alrededor de una hoguera para bendecir y purificar a los animales que ayudaban en el campo. Con la llegada del Cristianismo, el fuego fue sustituido por un elemento relacionado con la religión, de ahí que las vueltas con los animales se hiciesen alrededor de una iglesia, una ermita o la imagen de un santo. Y qué mejor santo para elegir que el patrón de los arrieros (traginers), que era San Antonio Abad.
La cabalgata de Els Tres Tombs la organizaba el gremio de los arrieros, y se procedía a dar tres vueltas por el interior de la población, a caballo o en carros tirados por animales. En el caso del barri de Sant Antoni, el punto central era la iglesia que tenía dedicada ese santo.
Actualmente, la tradición se ha transformado en una cabalgata de carros y jinetes, que va presidida por la imagen de Sant Antoni Abat, y que discurre por diferentes localizaciones del barri, recuperando la imagen de los carros y los carruajes que transitaban por esas mismas calles antes de la llegada de los vehículos a motor.
La tradición de la Rifa del Porc
Este año, coincidiendo con la Festa Major del Barri de Sant Antoni, se ha vuelto a recuperar una tradición que se abolió hace ciento once años: la rifa del porc o rifa del cerdo.
Explica la historia que a principios del siglo XIX, y con la finalidad de recoger fondos para el hospital de Sant Llátzer, el Rey Carlos IV concedió licencia para hacer una rifa de cerdos, coincidiendo con la festividad de Sant Antoni.
Cuando llegada el mes de septiembre, las autoridades encargaban la compra de tres cerditos, que se entregaban a un pastor de la zona para los fuese criando. Mientras tanto, se iban vendiendo números para que el Día de Sant Antoni se rifasen entre los participantes.
La tradición duró hasta 1822, cuando la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado monopolizó ese tipo de actividades a nivel estatal, y prohibió la rifa popular.
Evidentemente este año ni se han comprado cerdos, ni se han llevado «a que los criasen por el barrio». La rifa de este año ha consistido en que los comerciantes se han encargado de entregar boletos a todos los que se han acercado a comprar a las tiendas de Sant Antoni, para finalmente entregar diferentes productos derivados del cerdo a los boletos premiados.
Y hasta aquí este breve resumen sobre la historia de una tradición muy arraigada a un barrio de Barcelona. No obstante, hay que recordar que Sant Antoni no es el único barrio que celebra la cabalgata de Els Tres Tombs.
También el barri de Sant Andreu del Palomar tiene la suya, con la que se quiere recordar la tradición agrícola de este antiguo pueblo del Pla de Barcelona.